Domingo V del Tiempo Ordinario, Ciclo A

Autor: Padre Jorge Humberto Peláez S.J.

    

ü    Lecturas:

o       Profeta Isaías 6, 1-2ª. 3-8

o       Primera  carta de San Pablo a los Corintios 15, 1-11

o       Lucas 5, 1-11

 

ü      La liturgia de hoy está dominada por un tema trasversal a las tres lecturas que hemos escuchado; se trata de la vocación o llamada de Dios:

o       En las tres lecturas encontramos  experiencias espirituales de tal intensidad que marcan para siempre el rumbo de quienes las han vivido.

o       Esta fuerte experiencia de Dios va acompañada, por una parte, del reconocimiento de la pequeñez humana y, por otra parte, del don de Dios que suple nuestras limitaciones.

o       En las tres lecturas se da un llamado de Dios para realizar una tarea concreta, la de convertirse en voceros o anunciadores.

o       Quienes han escuchado este llamado lo asumen con entusiasmo y hacen de él su proyecto de vida.

 

ü      Después de esta breve contextualización sobre el mensaje que trae la liturgia de hoy, centrémonos en el evangelio, donde se narra el llamado que hace Jesús a dos parejas de hermanos, Simón – quien luego será conocido bajo el nombre de Pedro – y Andrés, Santiago y Juan, quienes vivían de la pesca. La escena tiene lugar en el lago de Genesaret.

 

ü      Dentro del texto evangélico que hemos escuchado, aparecen claramente diferenciados tres elementos: la predicación de Jesús a las multitudes que lo seguían, la pesca milagrosa y el llamado a los cuatro primeros discípulos.

 

ü      Analicemos el relato de la pesca milagrosa:

o       Se trata de un  texto de gran profundidad teológica, ya que a través  del diálogo entre Jesús y Simón aparece, por una parte, el reconocimiento de los límites de la acción humana (Simón cuenta  cómo han  tratado de pescar durante toda la noche, pero sus esfuerzos han sido inútiles) y, por otra parte,  la invitación de Jesús y la aceptación de Simón: “rema mar adentro y echa las redes para pescar”, “Maestro, por tu palabra echaré las redes”.

o       Simón  expresa los límites de la acción humana dejada a su propia suerte y las posibilidades ilimitadas que se nos abren cuando nuestra acción se apoya en la gracia de Dios – “por tu palabra echaré las redes”. Son dos maneras diferentes de vivir la aventura humana: solos o apoyados en el poder infinito de Dios.

o       Los resultados de la acción confiada de Simón superan los cálculos más optimistas: no daban abasto para recoger  tantos pescados y las dos barcas eran insuficientes para transportarlos.

o       ¿Cuál es el sentido de esta acción milagrosa de Jesús? No se trataba de ofrecer un espectáculo circense; lo que pretendía era tocar el corazón de estos cuatro hombres, quienes después ocuparían un lugar importantísimo dentro del proyecto de construcción del reino de Dios.

 

ü      Detengámonos a analizar la vocación o llamado de Dios:

o       Toda la existencia humana es un continuo llamado de Dios, el cual se va manifestando a lo largo de nuestra historia personal. Todo empezó con el llamado a la vida en el seno de una familia especifica; luego nos llamó a su intimidad y para ello nos  invitó a incorporarnos a la Iglesia; esta incorporación al cuerpo de Cristo  se inició con el bautismo y se ha ido construyendo a través de la recepción de los sacramentos, la participación en la liturgia, la oración,  la solidaridad con los hermanos.

o       Además de esta vocación genérica a participar de la vida divina dentro de la Iglesia, cada uno de nosotros ha sido llamado, de manera personalizada, dentro de la diversidad de carismas y funciones para la construcción de la Iglesia y de la sociedad.

o       El seguimiento de Jesús tiene, pues, un elemento  común que compartimos con todos los creyentes, y tiene además un elemento  exclusivo, que es la misión específica que se nos ha asignado en este mundo.

o       Las dos parejas de hermanos, Simón y Andrés, Santiago y Juan, tuvieron una profunda experiencia de fe en medio de sus actividades cotidianas como pescadores. También Dios se nos manifiesta a cada uno de nosotros en nuestra vida a través de las personas y situaciones que vamos encontrando.

o       Infortunadamente, muchas de estas sutiles manifestaciones de Dios en nuestras vidas pasan desapercibidas porque vivimos distraídos en medio del ruido de nuestros quehaceres.

o       Es importante  caer en la cuenta de que el llamado que Dios nos hace es inseparable de la misión, es decir, Dios nos llama para realizar una tarea. Como cristianos no podemos permanecer con los brazos cruzados, espectadores pasivos de los acontecimientos humanos.

o       Dios nos llama para anunciar la buena noticia a este mundo herido por la violencia en sus diversas manifestaciones y que está agobiado por las injusticias.

o       Los discípulos acogieron este llamado de Jesús, y como nos lo cuenta el evangelista Lucas, “sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron”. 

ü      Es hora de terminar nuestra meditación dominical, cuyo mensaje central es la vocación o llamado de Dios. Estos cuatro pescadores vivieron una profunda experiencia religiosa en la pesca milagrosa, y acogieron sin reservas el llamado que Jesús les hizo. Pidámosle a Dios que sepamos escuchar su llamada y que descubramos cuál es nuestra tarea como miembros de la Iglesia y de la sociedad. Nuestras vidas fracasarían estruendosamente si van pasando los años y no hemos hecho un aporte específico para la construcción de una sociedad más amable y más justa.