Domingo II de Cuaresma, Ciclo A
Autor: Padre Jorge Humberto Peláez S.J.
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Lecturas:
o
Génesis 15, 5-12.
17-18
o
Carta de San
Pablo a los Filipenses 3, 17 a 4,1
o
Lucas 9, 28b-36
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En este II
domingo de Cuaresma, el evangelio nos narra la transfiguración del Señor. Los
invito a concentrar nuestra atención en dos puntos que son de particular
interés: el contexto en que se realiza esta transformación de Jesús y su
significado.
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Empecemos por
profundizar en el contexto:
o
Según nos lo
cuenta el evangelista, los discípulos de Jesús se encontraban en una crisis muy
seria, la cual se había precipitado por el anuncio de la cercana pasión y muerte
del Maestro, y también porque les había expuesto las condiciones para
convertirse en discípulos suyos.
o
Las expectativas de sus seguidores eran muy diferentes, ya
que esperaban un Mesías que cambiaría el curso de la historia de Israel.
Esperaban que la situación mejorara sustancialmente. Después de escuchar al
anuncio de Jesús y el planteamiento de sus condiciones, sintieron
que todo se derrumbaba.
o
Era natural que
la crisis de los discípulos afectara al Maestro. ¿Qué hizo, entonces, Jesús?
Acudió a la oración. Tal recurso no puede considerarse como una evasión de la
realidad. Para Él, la oración era una necesidad. A través de la comunicación
íntima con su Padre, ratificó su total identificación con la misión recibida y
pidió para que sus discípulos maduraran en su fe y purificaran las motivaciones
que tenían para seguirlo.
o
Para los
cristianos, la oración debería ocupar un espacio importante dentro de la agenda
diaria. Oración de acción de gracias por los beneficios recibidos, oración de
alabanza en la que reconocemos a Dios como el valor supremo de nuestras vidas,
oración de petición en medio de las dificultades.
o
La oración no consiste en
discursos solemnes y acartonados. La oración es un
diálogo confiado con aquel que es la plenitud del amor y que quiere que seamos
felices.
o
Pues bien, en este contexto de diálogo íntimo con el
Padre, sobreviene su transformación; como nos lo cuenta el evangelio, “mientras
oraba, el aspecto de su rostro cambió,
sus vestidos brillaban de blanco”.
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Veamos cuál es el
significado de esta transformación:
o
Lo primero que
debemos precisar es el género literario en que está escrito el relato. Es el
género de las “teofanías”, usado con frecuencia en el Antiguo Testamento. La
palabra “teofanía”, de origen griego, traduce “manifestación de Dios”. En los
relatos escritos dentro de este género literario, los autores sagrados emplean
unos símbolos particulares: la montaña, los rayos, la luz, la nube, el fuego, la
voz divina. Mediante estos símbolos se expresan la presencia, el poder y la
gloria de Dios.
o
La transformación
externa de Jesús es una confirmación de su identidad y de su misión. “Este es mi
Hijo, el escogido; escúchenlo”.
o
Recordemos que
los discípulos habían entrado en crisis cuando se les dijo que Jesús tenía que
morir. Pues bien, en el relato de la transfiguración aparecen Moisés y Elías,
personajes importantísimos de la historia de Israel, que representaban la Ley y
los Profetas, quienes hablan con Jesús transfigurado acerca de la muerte de éste
en Jerusalén. La presencia simbólica de estos dos personajes confirma que esa
era la misión que debía cumplir el Mesías, la cual no coincidía con las
expectativas de poder de sus seguidores.
o
Los discípulos, que se habían dormido mientras Jesús
oraba, se
despertaron ante la manifestación de su gloria. Era lo
único que les importaba. Pedro quiso prolongar la experiencia y para ello
propuso levantar tres chozas: una para Jesús y las otras dos para los personajes
que lo acompañaban.
o
La transfiguración descubre el sentido profundo de los
acontecimientos y confirma el camino de dolor que debe recorrer el
Ungido de Dios para salvar a la humanidad y guiarla
hasta la casa del Padre.
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Es hora de
terminar nuestra meditación dominical, cuyo tema ha sido la transfiguración de
Jesús. Hemos visto cómo nos da una lección de vida interior al retirarse para
orar en medio de la crisis que afecta al grupo más cercano de sus colaboradores.
La transfiguración es una confirmación de la identidad y de la misión de Jesús a
favor de la humanidad.