Domingo VII de Pascua, Fiesta de la Ascensión del Señor, Ciclo A
Autor: Padre Jorge Humberto Peláez S.J.
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Lecturas:
o
Hechos de los
Apóstoles 1, 1-11
o
Carta de San
Pablo a los Efesios 1, 17-23
o
Lucas 24, 46-53
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Hoy celebra la liturgia la fiesta de la Ascensión del
Señor, la cual es uno de los momentos del misterio pascual, y expresa la
glorificación de la naturaleza humana de Jesús, después de la humillación
sufrida con su pasión y muerte de cruz, que era exclusiva para
los delincuentes.
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Los invito a
meditar atentamente en la primera lectura, de los Hechos de los Apóstoles, y en
el evangelio. Estos dos textos nos ofrecen una visión de conjunto sobre la
experiencia vivida por la primera comunidad de seguidores de Jesús.
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En nuestra
meditación, desarrollaremos tres puntos: el significado de la ascensión dentro
del misterio pascual de Cristo, y las consecuencias de este acontecimiento para
sus discípulos y para nosotros.
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Empecemos, pues, por meditar en el significado de la
ascensión
dentro del misterio pascual:
o
Como punto de
partida, quisiera referirme a una terrible limitación que se presenta cuando nos
referimos a los grandes misterios de la fe, y es el vocabulario. ¿En qué
consiste la dificultad? Como nosotros somos seres espacio – temporales, nuestras
palabras están condicionadas por el espacio y el tiempo; y los misterios de la
fe nos remiten a una realidad que no es espacial ni temporal, es decir, no tiene
ayer, hoy y mañana.
o
Por ejemplo,
cuando nos referimos al cielo, lo identificamos con un lugar que está encima de
nosotros, como si Dios viviera en un espléndido “penthouse” ubicado en alguna
galaxia distante… El cielo no es un lugar sino un estado de inmensa felicidad
por disfrutar de la intimidad de Dios por toda la eternidad. Esto es muy difícil
de expresar con nuestro pobre lenguaje, que experimenta las limitaciones propias
de nuestra condición como criaturas.
o
Después de hacer caer en
la cuenta de esta dificultad, entremos en nuestro
tema, que es el significado de la ascensión dentro del misterio pascual.
o
La liturgia, que está llena de simbolismos, sitúa esta
fiesta cuarenta días después de la resurrección. El número cuarenta nos recuerda
la peregrinación del pueblo de Dios por el desierto hasta llegar a la tierra
prometida; de una manera semejante, Jesús cumple su recorrido pascual
de cuarenta días
antes de ir al Padre.
o
El misterio
pascual está conformado por varios momentos o capítulos. Así, la resurrección
comprende la experiencia de la tumba vacía, las apariciones, la ascensión y el
don del Espíritu Santo el día de Pentecostés.
o
La ascensión es una confirmación, por parte de Dios Padre,
de que Jesús cumplió a plenitud el plan de
salvación. Es una ratificación de la vida terrena de Jesús y de sus opciones. El
que parecía ser el gran fracasado cuyo proyecto había terminado el Viernes Santo
es el gran triunfador de la historia. El que había padecido la humillación de
una muerte reservada a los delincuentes es constituido Señor del universo.
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Avancemos en
nuestra meditación y exploremos las consecuencias de la ascensión para los
discípulos:
o
Desde el momento en que los llamó junto al lago cuando se
preparaban para salir a pescar, Jesús inició
un proceso de formación
con sus inmediatos colaboradores. Sin embargo, la
capacidad de asimilación de estos hombres era bastante limitada. Después de
haber asistido a sus catequesis y de haber sido testigos de sus milagros, de su
muerte y de su resurrección, seguían preguntando: “¿es ahora cuando vas a
restaurar la soberanía de Israel?”.
o
Antes de partir, Jesús les confirma su misión de ser
testigos. Deben transmitir lo que han visto y oído. La quintaesencia del
Cristianismo es la experiencia de Jesús resucitado; este es el anuncio de la
comunidad apostólica y este es el anuncio que la Iglesia sigue repitiendo a lo
largo de los siglos. Lo que proclama la fe
es el triunfo de Cristo sobre la muerte, que es la
validación de lo que había enseñado y realizado durante su vida pública.
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Como último punto
de nuestra meditación dominical, preguntémonos qué significa la ascensión de
Jesús para nosotros:
o
La Iglesia afirma
que el triunfo de Cristo es, al mismo tiempo, el triunfo de la humanidad, pues
Cristo no ascendió solo sino que llevó consigo nuestra condición humana asumida
en el momento de la encarnación.
o
Al concluir la existencia terrena de Jesús, se inicia un
nuevo capítulo en la historia de la salvación, que es el tiempo de la Iglesia,
la cual, guiada por el Espíritu Santo,
continuará proclamando la buena noticia de Jesús
resucitado hasta el fin de los tiempos.
o
En el relato de
los Hechos de los Apóstoles se nos dice que “mientras miraban fijos al cielo,
viéndolo irse, se les presentaron dos hombres vestidos de blanco que les
dijeron: Galileos, ¿qué hacen ahí plantados mirando al cielo?”
o
En las homilías
de la fiesta de la Ascensión se utiliza este texto para llamar la atención sobre
un peligro de la espiritualidad cristiana, que consiste en descuidar los
compromisos terrenos por tener fijos los ojos en el cielo.
o
Una correcta interpretación de la esperanza cristiana nos
enseña que el cielo se empieza a construir desde la tierra, mediante el trabajo
y el servicio a los hermanos. No podemos establecer un divorcio entre anunciar
la buena noticia de Jesús
y las condiciones de vida de la sociedad. Si
nuestro compromiso cristiano se desentiende de las exigencias de la justicia y
de la promoción del progreso estaremos dando la razón a los materialistas que
acusan a la religión de ser el opio del pueblo.
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Es hora de terminar nuestra meditación dominical. Que esta
fiesta de la Ascensión del Señor alimente nuestra esperanza, la cual se empieza
a hacer realidad desde esta tierra mediante la creación de unas condiciones de
vida más humanas y
en el esfuerzo colectivo por construir una sociedad
justa y solidaria.