I Domingo de Cuaresma, Ciclo A
Autor: Padre Jorge Humberto Peláez S.J.
ü
Lecturas:
o
Génesis 2,
7-9; 3, 1-7
o
Carta de San
Pablo a los Romanos 5, 12-19
o
Mateo 4,
1-11
ü
El miércoles de ceniza, que acaba de pasar, es el comienzo
de un nuevo tiempo litúrgico,
ü
El evangelio de este primer domingo
de Cuaresma propone a nuestra consideración el
relato de las tentaciones de Jesús:
o
En estas
tres tentaciones, el evangelista nos muestra, de manera anticipada, todas las
tentaciones y pruebas que acompañarán a Jesús a lo largo de su vida apostólica.
o
Esta difícil experiencia de Jesús tiene como escenario el
desierto. En
o
El evangelista nos dice que Jesús ayunó durante cuarenta
días. Se trata de un número simbólico. Recordemos algunas referencias de
o
Desde el punto de vista literario, el centro del relato lo
constituye el diálogo entre Jesús y el diablo, construido a partir de textos
tomados de
ü
En este
relato se contraponen dos visiones muy diferentes sobre el significado de ser
Hijo de Dios y Mesías:
o
Para el
tentador, ser Hijo de Dios y Mesías conlleva tener poder y gloria.
o
Para Jesús,
por el contrario, ser Hijo de Dios y Mesías consiste en cumplir la voluntad del
Padre.
o
A lo largo de su ministerio apostólico, Jesús tuvo que
enfrentarse a las expectativas del pueblo, que tenía la ilusión de un Mesías
protagonista en el mundo de
ü
Reflexionemos brevemente sobre la primera tentación:
o
“Si eres
Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en panes”, a lo cual responde
Jesús “no sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca
de Dios”
o
En palabras
de hoy, podemos decir que se trata de dar prioridad al ser o al tener. Se trata
de establecer una jerarquía de valores, tema bastante confuso en esta sociedad
de consumo en la que vivimos.
ü
Pasemos a la
segunda tentación:
o
“Si eres
Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito que enviará a los ángeles que
cuiden de ti y te sostendrán en sus manos”
o
Es la
tentación de querer manipular la religión y ponerla al servicio de nuestros
intereses; es una comprensión sensacionalista de la fe, que pretende imponer a
Dios que realice milagros espectaculares para complacencia de las masas.
o
Estas mal
llamadas “iglesias”, que son más bien un lucrativo negocio, acuden a este tipo
de acciones en teatros y estadios atiborrados de gente.
ü
La tercera
tentación es la idolatría:
o
“Todo esto
te daré si te postras y me adoras”
o
Conocemos
personas que son capaces de sacrificar los valores más sagrados con tal de
obtener las metas que se han propuesto. Esto es frecuente en el mundo de la
política y de los negocios. Hay quienes sacrifican su familia, la salud, los
amigos, la conciencia, con tal de triunfar.
ü
La experiencia de la tentación es algo profundamente
humano, que nos acompaña a lo largo de
ü
Al
reflexionar sobre este relato en una perspectiva de país, identificamos varias
tentaciones que gravitan peligrosamente sobre la conciencia nacional:
o
La primera
tentación de la sociedad colombiana es connaturalizarnos con las violaciones de
los derechos humanos fundamentales. Como llevamos décadas de violencia, poco nos
impresionan los asesinatos, las desapariciones, los secuestros, los
desplazamientos. Llegan a formar parte del paisaje cotidiano.
o
La segunda tentación
de la sociedad colombiana es considerar la pobreza
como un fenómeno natural, subproducto de la evolución de las especies que
favorece el predominio de los más fuertes. La conciencia nacional está
anestesiada.
o
La tercera
tentación es aceptar que la corrupción es el camino normal en el mundo de los
negocios. Más aún, se llega a pensar que se trata de una estrategia legítima
para abrir mercados y ganar licitaciones.
ü
Jesús, que asumió hasta las últimas consecuencias nuestra
condición humana, vivió con particular intensidad la experiencia de
ü
Es hora de terminar nuestra meditación dominical sobre las
tentaciones de Jesús en el desierto. Al regresar a nuestros hogares examinemos
nuestro comportamiento para identificar cuáles son nuestras debilidades y
desenmascarar aquellas justificaciones
a las que acudimos para seguir anclados en nuestra
mediocridad.