III Domingo de Pascua, Ciclo A
Autor: Padre Jorge Humberto Peláez S.J.
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Lecturas:
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Hechos de
los Apóstoles 2, 14. 22-28
o
I Carta de
San Pedro 1, 17-21
o
Lucas 24,
13-35
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El evangelio
de hoy propone a nuestra consideración la experiencia vivida por los discípulos
de Emaús:
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Esta
narración es exclusiva del evangelista Lucas quien, con gran finura psicológica,
nos describe el estado de ánimo de estos dos discípulos.
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Ellos habían
sentido una profunda admiración por Jesús, a quien consideraban “un profeta
poderoso en obras y en palabras ante Dios y todo el pueblo”. Más aún, esperaban
que fuera el liberador de Israel.
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Pero todas sus esperanzas se derrumbaron el Viernes Santo
con su pasión y muerte. Por eso estaban
deprimidos y comentaban entre ellos lo que había
sucedido.
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Además del
valor psicológico de este texto, desde el punto de vista teológico es de una
gran riqueza, porque nos muestra el camino de la fe, que experimenta crisis,
momentos de oscuridad.
o
De alguna
manera, nuestra fe vacilante e inmadura se identifica con estos personajes. Como
ellos, no hemos reconocido a ese Jesús al que hemos encontrado por el camino.
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La catequesis que desarrolla Jesús con estos discípulos
que vacilan en su fe está construida sobre tres elementos:
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En su catequesis, Jesús
empieza por apoyarse en los textos sagrados:
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¿Qué les dice Jesús? “¡Qué necios y torpes son para creer
lo que anunciaron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto
para entrar en su gloria? Y comenzando por Moisés y siguiendo por los profetas
les explicó lo que se refería a él en toda
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o
En
particular, cuando leemos los evangelios nos ponemos en contacto con las
enseñanzas de Jesús, vamos asimilando su manera de juzgar y de actuar.
o
Tenemos que reconocer que los hermanos separados, es
decir, aquellos que pertenecen a otras Iglesias diferentes de
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Después de
haberles explicado los textos bíblicos referentes a su misión como Mesías, la
catequesis de Jesús incorpora un segundo elemento, el eucarístico:
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¿Qué nos
dice el texto? Jesús aceptó la invitación que le hicieron los dos discípulos
para que los acompañara. “Sentado a la mesa con ellos tomó el pan, pronunció la
bendición, lo partió y se los dio. A ellos se les abrieron los ojos y lo
reconocieron”.
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Los sacerdotes debemos ser muy cuidadosos en la
preparación y en la celebración de
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Es
lamentable el triste espectáculo de Eucaristías celebradas de manera
improvisada, que generan reacciones negativas en los asistentes.
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Para los
discípulos de Emaús, la partición del pan fue el gran encuentro con Jesús; que
nuestra Eucaristía dominical sea un momento particularmente intenso con el Señor
resucitado.
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El tercer
elemento de esta catequesis vivida por los discípulos de Emaús es el reencuentro
con la comunidad creyente:
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En su crisis, se alejaron de la comunidad. Esta reacción
se sigue repitiendo a lo largo de los siglos: cuando las personas están en
dificultades respecto a su fe, al sentido de la vida o a los valores,
con frecuencia se aíslan de los grupos y
comunidades
o
Busquemos apoyo en aquellas personas y grupos
positivos, que nos den una mano para superar la
noche oscura en que nos encontramos.
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Insisto en la importancia de buscar apoyo en personas
positivas que tengan algo que aportar. ¡Si estamos deprimidos no busquemos el
consejo de
amigos que están en circunstancias parecidas a las
nuestras! ¡Si el matrimonio está fallando no busquemos el consejo del amigo que
acaba de vivir un proceso de divorcio y tiene frescas las heridas!
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Es hora de terminar nuestra meditación dominical. Este
relato del camino de fe vivido por los discípulos de Emaús nos ayuda a entender
nuestros procesos espirituales. Alimentemos nuestra fe con la lectura pausada de