IV Domingo de Pascua, Ciclo A

Autor: Padre Jorge Humberto Peláez S.J.

ü Lecturas:

o   Hechos de los Apóstoles 2, 14ª. 36-41

o   I Carta de San Pedro 2, 20b-25

o   Juan 10, 1-10 

ü La liturgia de este domingo está centrada en la figura de Jesús como buen pastor. Dadas las evocaciones que esta imagen trae, la Iglesia nos invita orar por las vocaciones sacerdotales, para que el Espíritu Santo mueva los corazones de jóvenes generosos que quieran dedicar sus vidas  al servicio de los demás como ministros de su Iglesia. 

ü Para comprender el símbolo del pastor hay que tener en cuenta que  la actividad económica de Israel estaba centrada en el cultivo de la tierra y el cuidado de los rebaños. Por eso la Biblia utiliza estas imágenes literarias, tan cercanas a la experiencia cotidiana del pueblo, para explicar el plan de Dios. 

ü De ahí que  encontremos numerosas referencias en el Antiguo Testamento donde se expresan, con imágenes pastoriles, las relaciones entre Dios y el pueblo de la promesa. Para nosotros, habitantes de la ciudad, no es familiar esta imagen del pastor con su rebaño. Nuestras realidades culturales y económicas son diferentes. 

ü En la Iglesia de los primeros siglos, la imagen de Jesús como buen pastor era una de las expresiones artísticas más frecuentes; a través de este símbolo se expresaba una particular cercanía entre Jesús y la comunidad de los creyentes.

 

ü En el evangelio de hoy Jesús se presenta como el buen pastor bajo una luz particular: “Yo soy la puerta de las ovejas”. A través de esta imagen se afirma la identidad del auténtico pastor, quien establece una relación única con su rebaño.

 

ü El auténtico pastor entra por la puerta; los falsos pastores ingresan por otros medios. Para nosotros, que pretendemos recorrer el camino  señalado por Jesús, el gran tema del evangelio de este domingo es la absoluta fidelidad a la misión confiada por Jesús. Los que hemos sido llamados a acompañar como sacerdotes a las comunidades cristianas en su búsqueda de la voluntad de Dios no lo hacemos a título personal, ni estamos aquí para construir un proyecto de vida individual. No. Somos pastores delegados por Jesús, el buen pastor por excelencia.

 

ü Las palabras pronunciadas por los sacerdotes deben transmitir fielmente la buena nueva de Jesús; nuestra manera de comportarnos debe ser coherente con los valores del Reino. Esta es la pauta que traza Jesús cuando afirma “yo soy la puerta de las ovejas”.

 

ü El evangelio nos muestra  que existe una especialísima  comunicación entre Jesús y la comunidad. Esta relación única se manifiesta en expresiones tales como “las ovejas le hacen caso cuando las llama”, “él llama a las ovejas por su nombre y las va sacando”, “las ovejas lo siguen porque conocen su voz”. 

ü A pesar de la claridad de las palabras pronunciadas, sus oyentes no entendieron todas sus implicaciones; Jesús   usó términos muy fuertes para denunciar a aquellos líderes religiosos que habían traicionado su misión; por eso afirma que los que vinieron antes de él fueron ladrones y bandidos. Estas denuncias debieron caer muy mal a los jefes religiosos de Israel, que habían utilizado la religión  para satisfacer sus intereses egoístas.  

ü En esta fiesta del buen pastor la Iglesia nos invita a orar por las vocaciones sacerdotales:

o   Que el Espíritu Santo mueva el corazón  de los jóvenes y descubran el sacerdocio como una posibilidad interesante de realizarse como seres humanos.

o   Que estas jóvenes vocaciones nutran su vida espiritual  con la meditación de la Biblia, con la participación en los sacramentos  y con la lectura de los grandes maestros de la vida interior.

o   Que solo busquen el servicio desinteresado a los demás y que su única preocupación sea el crecimiento humano y espiritual de las personas y las comunidades.

o   Que sus vidas personales sean testimonio transparente  de los valores del evangelio.

o   Que reciban una sólida formación académica que les permita interactuar con los diversos líderes sociales, que favorezcan el diálogo entre la fe y la cultura, y que pronuncien una palabra inteligente en el encuentro interdisciplinario con la ciencia y la tecnología. 

ü Es hora de terminar nuestra meditación dominical sobre el buen pastor. No nos dejemos engañar por falsos pastores que usurpan el lugar de Cristo y engañan al pueblo de Dios con sus falsas propuestas de felicidad. Pidamos que el Señor suscite numerosas y excelentes vocaciones sacerdotales, que acompañen a las personas y a los grupos en su búsqueda de la felicidad y del sentido de la vida.