XVIII Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo A

Autor: Padre Jorge Humberto Peláez S.J.

 

 

ü  Lecturas:

o   Profeta Isaías 55, 1-3

o   Carta de San Pablo a los Romanos 8, 35.37-39

o   Mateo 14, 13-21 

ü El evangelio de hoy propone a nuestra consideración el milagro de la multiplicación de los panes y los pescados:

o   En los cuatro evangelios encontramos seis relatos sobre este mismo tema, lo cual es un indicio de la importancia que le atribuía la Iglesia Apostólica, dada la riqueza de significados de este signo.

o   Los panes y los peces fueron fuente de inspiración para los primeros artistas cristianos, encontrándose en los mosaicos y en  las catacumbas.  

ü Al leer atentamente el texto, encontramos que este signo tienes tres niveles de significación, que serán tema de nuestra meditación dominical: significado mesiánico, significado eucarístico y significado social. 

ü Exploremos, pues, el significado mesiánico:

o   La primera lectura, tomada del profeta Isaías, aporta elementos muy interesantes: “Todos los que tienen sed, vengan a sacar agua… Lleven trigo de balde y coman, lleven vino y leche sin pagar nada”, “yo haré con ustedes una alianza eterna, les cumpliré las promesas que por amor hice a David”.

o   En los escritos de los profetas del Antiguo Testamento, se asocia la venida del Mesías con tiempos de abundancia, cuando las necesidades básicas serán satisfechas.

o   Hay que tener en cuenta este contexto para comprender mejor el alcance de la página evangélica que hoy nos propone la liturgia; dice el evangelista Mateo: “Todos comieron y quedaron satisfechos. Después recogieron lo que sobró: doce canastos llenos. Habían comido unos cinco mil hombres, sin contar a las mujeres ni a los niños”.

o   En Jesús se ha hecho realidad la promesa del Mesías. Se han cumplido los anuncios proclamados con siglos de anticipación. 

ü El segundo nivel de significación  de este milagro tiene que ver con la eucaristía:

o   Las palabras y gestos de Jesús en este milagro recuerdan la Últimas Cena, cuando instituyó la eucaristía. Dice el evangelista Mateo: “Tomó los cincos panes y los dos pescados, alzó la mirada al cielo, bendijo los panes, los partió y se los dio a los discípulos; y ellos se los dieron a la gente”.

o   Este milagro es, pues, un anuncio del pan vivo que Jesús nos dejará en herencia en la Última Cena.

o   En este relato se nos sugiere que el ser humano es saciado, no en aislamiento, comiendo cada uno por su cuenta, sino compartiendo en comunidad.

o   En la misa dominical nos reunimos en asamblea para escuchar la Palabra de Dios y alimentarnos con su cuerpo. Y lo hacemos, no de manera individualista, sino como grupos familiares, como amigos, como comunidad de fe. 

ü El tercer nivel de significación nos lleva al terreno de lo social:

o   Si Jesús se conmueve con las necesidades de quienes lo escuchan, nosotros – seguidores de Jesús – no podemos permanecer indiferentes ante el hambre y la miseria de millones de seres humanos.

o   En este momento el mundo entero está hondamente preocupado por el alza del costo de la vida, debido a los astronómicos precios  del petróleo y de  los alimentos. Si nosotros nos sentimos afectados por esas alzas que afectan el presupuesto familiar, ¿qué sentirán los más pobres de la población que difícilmente llegan al salario mínimo?

o   No podemos permanecer impasibles ante la pobreza. Debemos actuar en la medida de nuestras posibilidades.

o   Recordemos que el hambre y la pobreza son pluriformes, siendo importantes las carencias materiales, pero hay otro tipo de carencias. Somos testigos impotentes del hambre de pan, de trabajo, de vivienda, de dignidad, de cultura, de estima y afecto; hambre de absoluto, hambre de Dios.

o   En el mundo de hoy hay nuevos tipos de pobres: por ejemplo, los ancianos solitarios, los enfermos terminales, los niños de la calle, las mujeres abandonadas, los drogadictos, los alcohólicos, los portadores del VIH/Sida.

o   Ante el drama de la pobreza no tranquilicemos la conciencia diciendo que es un problema que debe ser resuelto por los Gobiernos, los organismos internacionales y las ONG. Todos somos corresponsables. Preguntémonos  qué más podemos hacer. 

ü Es hora de terminar nuestra meditación dominical sobre el milagro de la multiplicación de los panes y los pescados. Este relato nos muestra cómo Jesús inaugura una nueva realidad de solidaridad. Reunámonos para combatir la pobreza y la exclusión. Reunámonos para compartir el pan de la Palabra y del amor que se nos ofrece en la eucaristía.