XXV Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo A

Autor: Padre Jorge Humberto Peláez S.J.

 

 

ü  Lecturas:

o   Profeta Isaías 55, 6-9

o   Carta del apóstol San Pablo a los Filipenses 1, 20-24. 27

o   Mateo 20, 1-16 

ü La liturgia propone a nuestra consideración la parábola de los trabajadores de la viña. Quizás sería más exacto referirse a ella como la parábola del propietario generoso. 

ü Un lector desprevenido podría pensar que se trata de un relato en el que se plantean diversos modelos de contratación. En esta perspectiva, el texto de Mateo nos permitiría acercarnos al mercado laboral de hace dos mil años:

o   Este propietario contrató, de tiempo completo, a unos trabajadores a los que ofreció un denario por la jornada, salario que era justo según los estándares de la época.

o   Después contrató a otros obreros, con una dedicación de tiempo parcial. Sin decirles cuánto les iba a pagar, les anunció que serían recompensados en  justicia.

o   Al final del día reunió a todos los trabajadores, los de tiempo completo y los de tiempo parcial, y  a cada uno dio un denario. No pagó proporcionalmente por el trabajo realizado sino que niveló por lo alto.

o   Si hacemos un análisis de costos,  este empresario del campo hizo un pésimo negocio pues asumió la máxima carga laboral. Ninguno de nosotros pagaría a un empleado por horas el mismo sueldo que gana el de tiempo completo. Sería botar el dinero.

o   El propietario da a los primeros que contrató el salario pactado. No les quita nada ni comete con ellos una injusticia. Después hace uso de su libertad: dispone libremente de lo suyo ya que puede dar a los demás lo que quiera. Y lo hace por generosidad.

o   Paga a los últimos que contrató el sueldo completo no porque lo hubieran merecido, sino porque él es generoso y quiere ayudar. 

ü Esta sería una interpretación socio – económica del relato. Pero recordemos que se trata de una parábola de Jesús quien, a través de este recurso literario, nos enseña en qué consiste el Reino que ha venido a establecer en medio de nosotros:

o   En esta parábola, el propietario representa a Dios, la viña es símbolo de su servicio, los trabajadores encarnan a la humanidad y el dinero que  paga es la salvación.

o   Dios recompensa los esfuerzos humanos, pero lo hace por encima de todos los méritos. Por eso en nuestras relaciones con Dios no debemos pasar cuentas de cobro ni hacer exigencias a la manera de un pliego de peticiones, pues las criaturas no podemos pretender escribir el guión al Creador y decirle cómo debe actuar. 

ü Todo texto debe leerse dentro de un contexto. Así podremos captar toda la riqueza de su contenido:

o   Pues bien, recordemos que cada uno de los evangelistas escribió sobre las palabras y actuaciones de Jesús teniendo en cuenta las comunidades concretas a las cuales  querían llevar la buena noticia del resucitado.

o   Los interlocutores del evangelista Mateo son los cristianos convertidos del Judaísmo. En sus catequesis, Mateo les explica que la Iglesia de Cristo es el nuevo Pueblo de Dios, compuesto no exclusivamente por israelitas como sucedía con el antiguo Pueblo de Dios, sino por judíos y paganos convertidos.

o   Mateo busca que los judíos recién convertidos al Cristianismo acojan sin prejuicios a los nuevos bautizados provenientes del paganismo. Igualmente Mateo hace una defensa frente a las críticas de los fariseos, quienes censuraban a Jesús porque acogía a los pecadores y marginados.

o   Dentro del lenguaje simbólico de la parábola se está afirmando que los obreros contratados en primera instancia son los judíos, herederos de la promesa hecha a  los patriarcas.

o   Los obreros contratados posteriormente son los pecadores que Jesús vino a buscar, así como los paganos de buena voluntad que se abrieron a su predicación. En el ministerio de Jesús no existen barreras ni discriminaciones. La salvación se ofrece a todos los que quieran acogerla.

ü Así pues, el mensaje teológico de esta parábola es la salvación como regalo a toda la humanidad:

o   Los fariseos creían que su observancia de la Ley les daba unos derechos especiales en cuanto a la relación con Dios y se sentían propietarios de la elección divina. Jesús rompe con esos pretendidos privilegios y afirma la gratuidad de la oferta de salvación. Todos son bienvenidos: tanto los que fueron llamados en primer lugar en razón de la promesa hecha a Abrahán, Isaac y Jacob, como los llamados posteriormente, es decir, todos los seres humanos de buena voluntad.

o   En el Reino de Dios no hay lugar para reivindicaciones  que exijan una correlación entre  la cantidad y la calidad del trabajo frente al salario recibido. La gracia, que es participación de la vida de Dios,  no es el producto de un esfuerzo humano sino de la generosidad de Dios. 

ü Es hora de terminar nuestra meditación dominical sobre la parábola del propietario generoso. Nos queda claro el mensaje según el cual la salvación es un regalo que Dios hace a la humanidad, independientemente de la pertenencia a una tradición  cultural o a un grupo étnico. Agradezcamos la generosidad de este regalo y abramos la mente y el corazón para  acogerlo.