IV Domingo de Cuaresma, Ciclo B

Autor: Padre Jorge Humberto Peláez S.J.

 

 

ü Lecturas:

o   II Libro de las Crónicas 36, 14-16. 19-23

o   Carta de San Pablo a los Efesios 2, 4-10

o   Juan 3, 14-16 

ü Durante el tiempo de Cuaresma nos preparamos para la celebración de los misterios pascuales; los textos litúrgicos de cada domingo nos  permitan recorrer este camino de preparación. Pues bien, las lecturas de hoy proponen a nuestra consideración el amor misericordioso de Dios. Esta temática impregna los textos que acabamos de escuchar:

o   La primera lectura recuerda cómo el amor misericordioso de Dios permitió que regresara a casa el pueblo que había sido trasladado a la fuerza a Babilonia como castigo  de sus infidelidades.

o   En la segunda lectura, Pablo nos recuerda que “la misericordia  y el amor de Dios son muy grandes; porque nosotros estábamos muertos por nuestros pecados y Él nos dio la vida con Cristo y en Cristo”

o   En los evangelios encontramos una de las frases más bellas e iluminadoras de la Biblia: “Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen  en Él, sino que tengan vida eterna”.

o   Por eso afirmamos que el hilo  conductor de la liturgia de este domingo es el amor misericordioso de Dios. 

ü Después de esta visión de conjunto, los invito a concentrarnos en el evangelio, que empieza con una referencia a una situación que vivió el pueblo de Israel durante su travesía del desierto:

o   En su trasegar hacia la tierra prometida, los israelitas vivieron mil situaciones diversas. Una de las más impactantes fue verse rodeados por miles de serpientes venenosas que causaron numerosas víctimas.

o   Ante esta caótica situación, Moisés fundió una serpiente de bronce, la puso en un mástil y la izó en medio del campamento. Todos los que la miraban  salvaban la vida.

o   ¿Cómo interpretar este hecho? Lo que salvaba no era el objeto de bronce – sería caer en idolatría -; lo que salvaba era la mirada confiada en el poder de Dios para quien todo es posible. 

ü Hay personas que usan los objetos religiosos como si fueron amuletos que los libran de los peligros. Sabemos que los sicarios llevan escapularios, camándulas y medallas como objetos mágicos que les permiten realizar exitosamente su labor asesina y además los protegen de los peligros que acompañan tales acciones.

 

ü El uso de estos objetos religiosos  es altamente recomendable siempre y cuando no los consideremos amuletos. Su sentido profundo es recordarnos la presencia de Dios en nuestra vida. 

ü En la conversación con Nicodemo, tal como aparece en el evangelio que acabamos de escuchar, Jesús hace referencia a la serpiente de bronce izada por Moisés para salvar al pueblo, amenazado por miles de serpientes venenosas:

o   Jesús relaciona este símbolo con su próxima crucifixión: “Así como levantó Moisés la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre, para que todo el que crea en Él tenga vida eterna”

o   ¿Qué nos quiere decir Jesús al identificarse con el símbolo de la serpiente de bronce? Jesús es el salvador del nuevo pueblo de Dios que peregrina hacia la casa del Padre en medio de los altibajos de la historia;  esta salvación tiene su clímax en el acto dramático de la elevación de Jesús sobre la cumbre del Gólgota, clavado a una cruz; la salvación no se obtiene mediante el contacto físico con objetos mágicos ni mediante el cumplimiento de unos preceptos legales sino a través de la mirada confiada del creyente que se entrega totalmente a la iniciativa amorosa de Dios manifestada en Cristo. 

ü En su conversación con Nicodemo, Jesús no sólo  hace referencia a la serpiente de bronce que evoca su propia crucifixión; en ese diálogo también traza los rasgos del rostro de Dios Padre que es amor:

o   Jesús recuerda el amor de Dios al mundo, que se ha expresado de mil maneras, empezando por el hecho maravilloso de la creación y continuando a través de mil gestos concretos que hemos vivenciado cada uno de nosotros.

o   El gesto cumbre en esta historia de amor con la humanidad fue entregar a su Hijo; es la máxima expresión de entrega y compromiso. ¿Qué más podemos pedir?

o   Dios no quiere que los creyentes perezcan. Estas palabras de Jesús nos ponen de manifiesto que el proyecto de Dios para con nosotros es la felicidad;  nos llama a compartir su intimidad.

o   Todo este plan de amor del Padre hacia la humanidad se hace a través del Hijo, que es su revelador y presencia en  medio de nosotros. Por eso Jesús es el camino, la verdad y la vida que conduce hacia la plenitud. 

ü Es hora de terminar nuestra meditación dominical. Todos los textos litúrgicos de este IV Domingo de Cuaresma nos invitan  a descubrir que Dios es amor. En este contexto quisiera invitarlos a revisar las experiencias religiosas  negativas que pudieron  marcar nuestra vida, en particular aquellas de la niñez. Una desenfocada formación religiosa  pudo conducirnos a una imagen negativa de Dios asociada a castigo, infierno, sufrimiento, angustia, escrúpulos. Que estas lecturas de hoy nos ayuden a liberarnos de estas imágenes negativas para descubrir la auténtica realidad de Dios. Dios es amor.