VI Domingo de Pascua, Ciclo B

Autor: Padre Jorge Humberto Peláez S.J.

 

 

ü Lecturas:

o   Hechos de los Apóstoles 10, 25-26. 34-35. 44-48

o   I Carta del apóstol San Juan 4, 7-10

o   Juan 15, 9-17 

ü A través de las lecturas de la Pascua vamos avanzando en el conocimiento de Jesús y, conociéndolo a Él, conocemos a Dios Padre. Para poder comprender la riqueza del mensaje de Jesús, que nos manifiesta la relación tan especial que su Padre Celestial y Él desean establecer con la humanidad, conviene tener como punto de referencia la imagen de Dios a la que se refería Albert Einstein, científico destacadísimo del siglo XX. 

ü Para Einstein, Dios es un ser distante, que inventó la física y las matemáticas, y puso al universo en movimiento hace unos 14.000 millones de años, y que luego se dedicó a atender otros proyectos más importantes, desinteresándose de la humanidad, que quedó abandonada a su suerte. Así pensaba este científico. 

ü Para los creyentes, las lecturas pascuales nos dan un mensaje muy diferente. A través de las imágenes del buen Pastor y de la vid y los sarmientos, Jesús nos está explicando que el plan de Dios sobre la humanidad está basado en una comunicación muy cercana, y no en un olímpico desdén como lo plantea Einstein. 

ü En el evangelio de hoy encontramos expresiones impactantes: “como el Padre me ama, así los amo yo”, “ya no los llamo siervos; a ustedes los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que le he oído a mi Padre”. Estas frases son revolucionarias en la historia de las religiones porque muestran una gran cercanía entre Dios y la humanidad, entre el Creador y las creaturas.

 

ü En la tradición judeo – cristiana y en las enseñanzas de Jesús, la religión no es sinónimo de apaciguamiento de los poderes arbitrarios de la divinidad, sino lugar de encuentro y comunión. El amor – y no el temor – se convierte en el eje de la relación. Por eso el evangelio de hoy nos dice: “permanezcan en mi amor; si cumplen mis mandamientos, permanecen en mi amor”. 

ü Estas palabras de Jesús obedecen a una lógica simple: el amor verdadero pasa de las palabras a los hechos. Cuando Jesús nos exhorta a cumplir sus mandamientos va más allá de las Tablas de la Ley recibidas por Moisés; es una invitación a poner en práctica  la tarea que Él nos ha asignado en medio de la comunidad, teniendo en cuenta nuestra vocación y carismas particulares. 

ü No existe un auténtico amor a Jesucristo que no pase a través del compromiso con los demás. Y este compromiso lo asumió Él hasta las últimas consecuencias: “nadie tiene amor más grande a sus amigos que el que da la vida por ellos”. 

ü En el texto evangélico que acabamos de escuchar, Jesús nos ofrece otros elementos que nos permiten conocer la naturaleza de esta amistad:

o   La iniciativa la ha tomado Él: “no son ustedes los que me han elegido, soy yo quien los he elegido”.

o   Esta iniciativa eterna del Padre irrumpe en la historia cuando el Hijo se encarna en las entrañas de María y asume nuestra condición humana.

o   Esta iniciativa de Dios Padre, a través de su Hijo, no bloquea la libertad humana, pues podemos  aceptar o rechazar la invitación.

o   En el contexto de la misión, la amistad con Jesús nos lleva a colaborar en un proyecto que es obra de todos, asumiendo cada uno sus propias responsabilidades.

o   Al constituirnos en sus colaboradores, Jesús nos está dando una gran muestra de confianza. 

ü La colaboración en la misión no es algo que llevamos a cabo en los tiempos libres. No. Colaboramos en la misión cuando asumimos responsablemente nuestras tareas en el entorno familiar, en las actividades laborales, en nuestras actuaciones en el seno de la sociedad civil y en la comunidad eclesial. 

ü Jesús quiere que asumamos nuestra misión con profesionalismo. En el evangelio de hoy nos dice: “los he destinado para que vayan y den fruto y su fruto permanezca”. Estas instrucciones de Jesús piden una acción en profundidad. Por eso debemos evitar la tentación de acciones evangelizadoras masivas, que pueden ser muy vistosas, pero cuya eficacia es muy dudosa pues sus efectos no echan raíces. 

ü Es hora de terminar nuestra meditación dominical. A través de las palabras de Jesús descubrimos la intención de Dios respecto a la humanidad. Quiere acompañarnos en nuestro peregrinar, nos invita a  establecer con Él una amistad especial, le interesa nuestra suerte y nos conoce por nuestro nombre a pesar de nuestra pequeñez.