XXVII Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo B

Autor: Padre Jorge Humberto Peláez S.J.

 

 

ü Lecturas:

o   Génesis 2, 18-24

o   Carta a los Hebreos 2, 8-11

o   Marcos 10, 2-16 

ü Las lecturas de este domingo nos invitan a reflexionar sobre la relación entre el hombre y la mujer:

o   La primera escena, del libro del Génesis, parece la pintura de un artista primitivista; a través de esta colorida alegoría de la costilla  se nos transmite el misterio maravilloso de la complementariedad de la pareja.

o   El evangelio se refiere a la misma temática, pero desde una perspectiva jurídica; los fariseos le preguntan a Jesús sobre la posibilidad del divorcio dentro de la ley mosaica. 

ü La relación entre el hombre y la  mujer ha sido un elemento importantísimo de la historia humana. Recordemos algunos de estos momentos, que han quedado  en los libros de historia, en las obras maestras de la literatura y en las  noticias de los medios de comunicación:

o   La Iliada, joya literaria de todos los tiempos atribuida al poeta Homero, narra la guerra de Troya, causada por la locura de amor  y celos que suscitó la hermosa Helena.

o   Shakespeare, el genial dramaturgo inglés, nos narra el amor imposible entre dos adolescentes, Romeo y Julieta, que pertenecían a dos familias que se odiaban.

o   Miguel de Cervantes nos cuenta la locura de Don Quijote, quien veía en Aldonza Lorenzo, una ruda campesina que tenía “un cierto olorcillo hombruno y algo correoso”, a la sin par Dulcinea del Toboso.

o   Bajando de las sublimidades de la literatura a la ordinariez de  las publicaciones sensacionalistas, recordemos el triángulo amoroso de Carlos de Inglaterra, Diana de Gales y Camila Parker. En estas relaciones encontramos todos los elementos de los chismes de la farándula: infidelidades, intrigas palaciegas, anorexia, paparazzi, servicios secretos, muerte. Y como en las pesadillas infantiles, la bruja malévola venció al hada madrina…

o   Y ni hablar de las escandalosas fiestas de Berlusconi, el político y magnate italiano, que ha escandalizado a Europa con sus listas de invitados de pésima reputación y fotos comprometedoras.  

ü Como lo podemos ver a través de estos ejemplos, la relación entre el hombre y la mujer ha inspirado las más nobles acciones así como las peores locuras.  

ü Pero, dejemos a un lado lo puramente anecdótico, para concentrarnos en la situación de las parejas de hoy. Ciertamente hay relaciones de pareja que muestran una gran solidez y que han  salido adelante en medio de dificultades serias. Pero igualmente conocemos a numerosas parejas cuya convivencia se ha derrumbado como un castillo de arena construido a la orilla del mar. 

ü Anteriormente se decía que muchos matrimonios fracasaban porque no se conocían suficientemente, y que una cosa era el amor de novios y otra muy diferente el amor de esposos. Hoy día la situación ha cambiado radicalmente, pues la mayoría de las parejas ya han experimentado varias “lunas de miel” y han convivido antes de formalizar su relación.

ü Los especialistas en  Psicología y en  Sociología esperarían que esta intimidad prematrimonial favoreciera un mayor conocimiento y, por tanto, garantizara una mayor estabilidad en su relación de esposos. Pero la realidad es diferente. Hay aspectos  mucho más hondos en la relación de pareja que no se clarifican con la cómoda fórmula de  vivir juntos antes de casarse. 

ü Exploremos algunos de estos aspectos. No pretendo agotar un tema tan complejo; simplemente  quiero insinuar un camino de reflexión:

o   Hablemos, en primer lugar, de la madurez, que consiste en salir del pequeño mundo del yo para descubrir al otro como sujeto. Por eso hablar de madurez es lo mismo que hablar de capacidad de entrega. Pero resulta que vivimos en una sociedad  profundamente egoísta, donde sólo se piensa en la satisfacción individual y en el otro como un objeto al servicio de esa satisfacción. ¿Qué se  puede  pensar de este encuentro entre seres inmaduros? ¿Qué garantías ofrece? Hay que reconocer que dos egoísmos juntos, en lugar de sumar, dividen…

o   Muchas relaciones de pareja fracasan porque no fueron capaces de construir un proyecto común. Más allá de MI proyecto, más allá de TU proyecto, debe existir NUESTRO proyecto, es decir, tener muy claro el ideal de familia que quieren construir los dos. Ahora bien, hablar de un proyecto común  de familia  supone la existencia de unos valores espirituales. Por eso no tiene futuro una relación entre dos personas vacías, superficiales, que sólo piensan en la rumba, en el dinero, en la tarjeta de crédito, en la liposucción… Sin espiritualidad no hay futuro para una relación sólida de pareja. 

ü La vida de pareja necesita tiempo para construirse, se alimenta de pequeños detalles, concede espacio a la intimidad y a la ternura. Por encima de todo deben  ser buenos amigos y compañeros del viaje de la vida. 

ü Nosotros, los adultos, tenemos una enorme responsabilidad en la formación afectiva de las nuevas generaciones:

o   Es necesario que los esposos permanezcan fieles a sus promesas matrimoniales y den testimonio ante sus hijos de la riqueza de una vida de familia, en la que el respeto y el diálogo son reglas sagradas que se cumplen por encima de todo.

o   Es importante que los sacerdotes permanezcamos fieles a nuestros votos, y demos testimonio de que la fidelidad y el compromiso de vida son posibles y llenan de sentido la existencia humana.

o   Los adultos debemos dar ejemplo  de que el “arte de amar” es un largo camino que exige compromiso y constancia, y que no es posible abrir y cerrar relaciones como se abren y cierran los “certificados de depósito a término” a 90 o a 180 días. La fidelidad es una apuesta para toda la vida y la fe en Dios en la mejor garantía.

ü Es hora de terminar nuestra meditación dominical. Que estas sencillas reflexiones sobre la relación entre el hombre y la mujer estimulen una revisión seria en todos nosotros: que los adultos evaluemos nuestro testimonio de vida para  poner en evidencia nuestras incoherencias; que los jóvenes analicen críticamente el tipo de noviazgos que están viviendo y se cuestionen sobre el modelo de relación que están construyendo ahora y que los va a condicionar para toda la vida. Que todos juntos cooperemos en la construcción de una sociedad en la que mujeres y hombres puedan compartir en igualdad y respeto.