Domingo de Ramos, Ciclo A

Autor: Padre Jorge Humberto Peláez S.J. 

 

ü  Lecturas:

o   Profeta Isaías 50, 4-7

o   Carta de San Pablo a los Filipenses 2, 6-11

o   Lucas 22, 14 – 23, 56 

ü La entrada triunfal de Jesús en Jerusalén es el pórtico solemne de la semana en la que conmemoramos la pascua de Jesús, cuando culmina la misión que Dios Padre le había confiado. 

ü En el evangelista Lucas, el viaje de Jesús a Jerusalén reviste una especial importancia y por ello le dedica diez capítulos de su obra. Jerusalén era la capital religiosa y política, y además era el lugar teológico en el que se harían realidad las promesas anunciadas por los profetas.  

ü De ahí la significación que tiene el ingreso de Jesús en la ciudad santa:

o   Jesús no entra como un peregrino más entre los miles que se hacían presentes en Jerusalén con motivo de la celebración de la Pascua.

o   Cumpliendo el anuncio hecho por el profeta Zacarías, cabalga sobre un asno en su carácter de Mesías, como el último y definitivo rey.

o   Jesús no lo hace por iniciativa propia, sino en obediencia a la voluntad de Dios.

o   Sus discípulos expresan su alegría cantando salmos y alabando a Dios. Ellos tienen presentes los prodigios obrados por Jesús a favor de los enfermos, de los excluidos; estas acciones han sido como un anticipo de lo que Él llevará a cabo cuando sea reconocido como rey; Dios lo ha bendecido y le ha dado el poder para que lleve a plenitud la tarea que le ha sido confiada. 

ü Después de estas sencillas observaciones sobre el significado del ingreso triunfal de Jerusalén, los invito a desplazar nuestra atención a los hechos relatados por el evangelista Lucas sobre los últimos días de Jesús. 

ü Hemos escuchado  muchas veces el  relato de la Pasión de Cristo; más aún, ha sido llevada al cine por diversos directores y las programadoras de televisión transmiten estas películas  durante estos días santos. Quizás la repetición de estos acontecimientos ha terminado por anestesiar nuestra sensibilidad, y consideramos normales estos hechos monstruosos contra el ser más bueno y más justo que ha existido. Los invito a despojarnos  de nuestra insensibilidad y recorramos con Jesús los grandes momentos de su pascua. 

ü En esta etapa final de la vida de Jesús identificamos cuatro capítulos de particular intensidad: la última cena, la oración en el huerto, el juicio ante Pilatos y la crucifixión. Acerquémonos con amor y devoción a cada uno de ellos. 

ü Empecemos por la “Última Cena”, que se caracteriza por su carga afectiva:

o   El evangelista Lucas pone en labios de Jesús un saludo de bienvenida, que da la tónica de la reunión: “¡Cuánto he deseado comer esta Pascua con ustedes antes de padecer!”

o   Es el momento de despedirse de los que lo acompañaron en sus viajes apostólicos; les hace las últimas recomendaciones y les deja su Cuerpo y Sangre eucarísticos como alimento en su peregrinar hacia la casa del Padre.

o   Vivamos con particular recogimiento la misa del Jueves Santo, cuando conmemoramos el legado de Jesús y la institución de la eucaristía, que es cumbre y fuente de la vida cristiana. 

ü Después de concluir la celebración de la Pascua, Jesús se dirige al Huerto de los Olivos, lugar al que con frecuencia se retiraba para orar:

o   Allí Jesús experimenta una profunda tristeza interior; es de tal intensidad su sufrimiento que “comenzó a sudar gotas de sangre, que caían hasta el suelo”

o   Se han escrito muchas páginas tratando de expresar  lo que Jesús sintió aquella noche; son simples suposiciones. Intuimos que Jesús, como verdadero hombre, estaba aterrorizado ante los tormentos que le aguardaban; se sentía solo, traicionado y pensaba en la desprotección en que quedaría su madre. En palabras nuestras, podemos interpretar los sentimientos de Jesús  en términos de desolación interior, depresión, angustia…

o   En medio de esta noche oscura del alma, suena desgarradora su plegaria: “Padre, si quieres, aparta de mí esta amarga prueba; pero no se haga mi voluntad sino la tuya” 

ü Los invito a sigamos junto a Jesús, y lo acompañemos ante el gobernador romano:

o    Durante su actividad apostólica, Jesús había denunciado los comportamientos corruptos de los dirigentes religiosos y políticos de Israel; y estos le pasan la cuenta de cobro; se unen y lo acusan ante las autoridades imperiales.

o   Si el Huerto de los Olivos significó el infierno del sufrimiento moral, su juicio ante el tribunal de Poncio Pilatos estuvo acompañado de las  más crueles torturas: azotes, corona de espinas, bofetadas, burlas… 

ü Este hombre bondadoso, doblegado por el dolor, llega a la cumbre del Gólgota, donde le espera un suplicio reservado a los esclavos, la muerte en cruz. Lleva sobre sus hombres los pecados de la humanidad: las injusticias, las múltiples expresiones de violencia, las guerras fratricidas, los engaños, la intolerancia en todas sus manifestaciones. Es el cordero inocente que va a ser sacrificado en la cruz  para que se instaure un orden nuevo. 

ü Es hora de terminar nuestra meditación en este Domingo de Ramos. Participemos con devoción en las celebraciones litúrgicas de la Semana Santa. Acompañemos a Jesús en los diversos momentos de su Pascua. Y demos gracias pues su muerte y resurrección han permitido escribir un nuevo capítulo de la historia de la salvación como hijos y herederos del Padre.