XXXI Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo A

Autor: Padre Jorge Humberto Peláez S.J. 

 

ü Lecturas:

o   Libro de la Sabiduría 11, 22 – 12, 2

o   II Carta de san Pablo a los Tesalonicenses 1, 11- 2, 2

o   Lucas 19, 1-10 

ü Las grandes figuras del espectáculo  tienen una impresionante capacidad de movilización; los medios de comunicación no quieren perderse un solo detalle cuando estos personajes realizan una gira artística; sus seguidores o “fans” usan todos los medios para acercarse a sus ídolos, pedirles un autógrafo, tocarlos. 

ü En el texto que acabamos de escuchar, el evangelista Lucas describe la entrada de Jesús en Jericó; las multitudes lo rodeaban porque habían oído hablar de sus milagros y del mensaje que proclamaba. Un personaje llamado Zaqueo, que vivía en Jericó, quiso conocer a este profeta tan singular; ante la imposibilidad de acercarse a Jesús decidió subirse a un árbol; Zaqueo actuó como un apasionado “fan” que quiere ver a su artista predilecto… 

ü Ninguno de nosotros se extraña cuando ve a un muchacho subido a un árbol; pero no es frecuente ver en esa situación a un hombre adulto ampliamente conocido pues el evangelista nos lo describe como jefe de publicanos y rico. El deseo de ver a Jesús fue más fuerte que el temor natural a hacer el ridículo. 

ü Su gesto fue captado por Jesús quien le dijo: “Zaqueo, bájate pronto, porque hoy tengo que hospedarme en tu casa”. Zaqueo, que solo deseaba ver a Jesús, ve superadas todas sus expectativas.

ü ¿Quién era ese afortunado personaje? En la brevísima hoja de vida que nos ofrece el evangelista Lucas se dice que era rico y trabajaba como recaudador de impuestos. Su actividad laboral era ampliamente criticada por dos razones; la primera razón del rechazo social era obvia pues nadie simpatiza con quienes cobran impuestos y realizan investigaciones para descubrir posibles evasiones fiscales; la segunda razón era religiosa: los que trabajaban en el cobro de impuestos debían tratar con todo tipo de personas, aun aquellas que estaban prohibidas para los judíos piadosos, y eso los convertía en seres impuros.  

ü Jesús sabía muy bien quién era la persona a la que había invitado a acercarse y sabía que suscitaba un profundo rechazo. A pesar de esto le manifestó el deseo de visitar su casa. Si Jesús hubiera sido un político ambicioso con expectativas  de mejorar su imagen, jamás hubiera tomado esta iniciativa, que le implicaba un costo para su popularidad. Pero su motivación era diferente: “el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar los que estaban perdidos” 

ü La actitud desafiante de Jesús transmite un mensaje que conserva toda su actualidad:

o   Jesús está diciendo a sus contemporáneos que no acepta esos juicios generales que descalifican a una categoría de personas sin conocerlas en su singularidad.

o   A la luz de este comportamiento de Jesús examinemos algunos de los comentarios que hacemos sobre  grupos sociales particulares; estas valoraciones negativas muchas veces son el resultado de prejuicios raciales o culturales, y atribuyen patrones de conducta que no son ciertos. Insinuemos algunas de estas generalizaciones: todos los políticos son…, todos los curas son…, todos los abogados son…, todos los costeños son…, todos los cachacos son…, todos los paisas son…

o   Jesús rompe con esta manera de juzgar a los grupos sociales que brota de unos prejuicios, y trata a las personas como seres singulares e irrepetibles.

o   Al comunicarse con Zaqueo está expresando que la salvación se ofrece a todos los seres humanos sin tener en consideración a qué colectivo social pertenecen.

ü Zaqueo, cuya motivación inicial para acercarse a Jesús había sido la curiosidad, experimenta una transformación radical. Las palabras de Jesús tocan las fibras más hondas de su ser y decide expresar con hechos concretos su voluntad de cambio: “Mira, Señor, voy a dar a los pobres la mitad de mis bienes, y si he defraudado a alguien, le restituiré cuatro veces más” 

ü El encuentro con Jesús cambia la agenda de Zaqueo. Hasta ese momento su vida giraba alrededor de la fortuna que había acumulado y del poder que le daba su puesto en la administración pública. Las palabras de Jesús le abren un horizonte nuevo: compartir con los pobres y respetar las exigencias de la justicia. 

ü Terminemos nuestra sencilla meditación dominical. El encuentro de Jesús y Zaqueo nos hace reflexionar sobre los prejuicios sociales que nos llevan a formular injustas generalizaciones; la entusiasta respuesta de Zaqueo a la salvación que le ofrece Jesús nos invita a revisar la firmeza de nuestro deseo de cambio, que no se puede quedar en simples palabras sino que debe traducirse en hechos de la vida diaria.