VIII Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo A

Autor: Padre Jorge Humberto Peláez S.J. 

 

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ü Lecturas:

o   Profeta Isaías 49, 14-15

o   I Carta de san Pablo a los Corintios 4, 1-5

o   Mateo 6, 24-34 

ü El evangelio de hoy es difícil porque puede dar la impresión de que exhorta a los seguidores de Jesús a despreocuparse de los asuntos económicos:

o   Algunas de las frases que acabamos de escuchar pueden dar pie a esta interpretación: “Les digo que no se preocupen por su vida, pensando qué comerán o con qué se vestirán (…) No se preocupen por el día de mañana, porque el día de mañana traerá ya sus propias preocupaciones”

o   Estas frases han sido aprovechadas por los enemigos del Cristianismo para mostrar que la doctrina de Jesús ha servido para anestesiar las justas reclamaciones sociales.

o   Los que interpretan de esta manera el Cristianismo hacen una lectura parcial del evangelio. En palabras de Jesús, seremos juzgados por nuestras acciones de solidaridad: “Tuve hambre y ustedes me dieron de comer; tuve sed y me dieron de beber; era forastero y me acogieron”. De modo que la fe y la justicia social son realidades inseparables, como las dos caras de una misma moneda. 

ü El tema de fondo que nos plantea esta página del evangelio es nuestra relación con los bienes materiales:

o   Estas frases impactantes nos invitan a reflexionar sobre el lugar que ellos ocupan dentro de nuestras preocupaciones diarias.

o   ¿Son medios  para satisfacer nuestras necesidades de alimento, salud, educación, vivienda, cultura, recreación? ¿O los utilizamos como fines que queremos alcanzar si importar la ética de las acciones que llevemos a cabo? 

ü Este complejo asunto de la jerarquía de valores lo expresa  Jesús a través de la imagen de los dos jefes o amos: “Nadie puede servir a dos amos, porque odiará a uno y amará al otro, o bien obedecerá al primero y no le hará caso al segundo. En resumen, ustedes no pueden servir a Dios y al dinero”. 

ü En la cultura contemporánea, esta tensión entre los dos jefes o amos se expresa como el enfrentamiento entre el SER y el TENER. ¿Cuál es nuestra preferencia: ser más o tener más? ¿Cuál es nuestra opción de vida? Se trata de un conflicto tan viejo como la aparición de los seres humanos sobre la tierra. 

ü ¿Cuál es el alcance de las palabras de Jesús sobre los pájaros y las flores? “Miren las aves del cielo, que ni siembran, ni cosechan, ni guardan en graneros y, sin embargo, el Padre celestial las alimenta. ¿Acaso no valen ustedes más que ellas?”

o   Se equivocan aquellas personas que ven en estas palabras una invitación a despreocuparse de los asuntos materiales y a esperar que Dios les organice la vida diaria; Dios no va cubrir el sobregiro en el banco ni va a evitar que nos corten los servicios por no pagar a tiempo la cuenta… Infortunadamente, algunos grupos religiosos sí asumen una actitud de total despreocupación por las realidades de este mundo porque creen que el fin del universo está cerca.

o   No olvidemos que Dios nos ha confiado la administración de este mundo y, mediante el trabajo,  debemos continuar su obra creadora; la ciencia y la tecnología son contribuciones muy importantes a la obra creadora confiada a los hombres.

o   Esta referencia a la acción maravillosa de Dios en la naturaleza  nos recuerda que no debemos perder la capacidad de admiración ante el milagro cotidiano que es la vida, que nos ofrece una sinfonía infinita de formas, de colores y de sonidos. Y es también una exhortación a confiar en Dios, nuestro Padre común, que nos acompaña siempre; no estamos solos; la Providencia de Dios nos acompaña y nos protege.

ü ¿Cuál es el alcance de las palabras de Jesús sobre el futuro? “No se preocupen por el día de mañana, porque el día de mañana  traerá ya sus propias preocupaciones”:

o   No se trata de un llamado a la irresponsabilidad. Una cosa es vivir responsablemente el presente de manera que en el futuro recojamos la cosecha de lo que hemos sembrado en términos de valores, de salud, de educación; y otra cosa muy distinta es querer dominar el futuro acomodándolo a nuestros intereses.

o   No le demos instrucciones a Dios sobre lo que debe hacer respecto a nosotros; muchas personas oran de manera que le dicen a Dios qué debe hacer en cuanto a las relaciones familiares,  la salud, el dinero, etc. La mejor oración es la  petición que aparece en el Padrenuestro: “Hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo”. Así, pues, dejemos el futuro en manos de Dios; y vivamos responsablemente y con proyección el presente. 

ü Finalmente, el evangelio nos ofrece la clave para acabar de descifrar esta difícil página evangélica sobre nuestra relación con los bienes materiales; el criterio está claramente expresado: “Busquen primero el Reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas se las darán por añadidura”. Se trata, pues, de tener una clara escala de valores, en la que Dios ocupe el primer lugar; si esta prioridad ha sido asumida sin ambigüedades, tendremos criterios transparentes para tomar decisiones en los diversos contextos en que nos movemos.