IX Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo A
Autor: Padre Jorge Humberto Peláez S.J.
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Lecturas:
o
Deuteronomio
11, 18. 26-28. 32
o
Carta de san
Pablo a los Romanos 3, 21-25ª. 28
o
Mateo 7,
21-27
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La vida
social tiene un fuerte componente de actuación. Por eso se la compara con un
baile de máscaras en el que cada uno asume un papel y un disfraz. Cuando las
personas se encuentran, se estrechan la mano o se saludan con un beso, según sea
el caso; además se intercambian fórmulas como “encantado de verte”, “mucho gusto
en saludarte”, “¡te ves estupendamente!”. Si somos honestos, tendremos que
reconocer que, en muchos casos, estas fórmulas son falsas y artificiales.
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Así
funcionan las relaciones sociales y esto es lo que se considera “políticamente
correcto”. Si alguien se apartara de estas reglas básicas de la urbanidad sería
mal visto.
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Pues bien,
la liturgia de este domingo cuestiona duramente la ambigüedad en el
comportamiento ético de los creyentes; las lecturas de hoy exigen principios
claros; no es posible tratar de quedar bien con todos…
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Este llamado
a asumir posiciones claras lo expresa el libro del Deuteronomio diciendo: “Yo
pongo hoy delante de ustedes la bendición y la maldición. La bendición, si
obedecen los mandamientos del Señor, su Dios, que yo les promulgo hoy; la
maldición, si no obedecen los mandamientos del Señor, su Dios, y se apartan del
camino que les señalo hoy, para ir en pos de otros dioses que ustedes no
conocen”:
o
El Antiguo
Testamento nos habla, pues, de dos caminos, de dos opciones, de bendición y de
maldición.
o
No
caben términos medios; no es posible ser más o menos honrado; no es posible ser
más o menos fieles como esposos;
no es posible ser más
o menos responsables como padres y madres de
familia. Aquí no hay lugar para el “más o menos”; se es o no se es.
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Es
importante
reflexionar sobre este punto pues la sociedad
contemporánea se ha vuelto muy complaciente y encuentra justificaciones para
todo. En nombre del pluralismo y de la tolerancia, borra las fronteras que
separan el bien y el mal, lo honesto y lo honesto.
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Este
planteamiento del libro del Deuteronomio es expresado por Jesús a través de una
imagen tomada del mundo de la ingeniería: el hombre que construyó la casa sobre
una roca y el que la construyó sobre arena. Se trata, pues, de la solidez
de los cimientos sobre los cuales estamos
construyendo nuestro proyecto de vida.
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Estos dos
textos, del Deuteronomio y del evangelio de Mateo, piden posiciones claras; y
son incompatibles con las ambigüedades.
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Avancemos en nuestra reflexión y preguntémonos cómo inciden estos dos textos
sobre aspectos concretos
de la vida:
o
Si se
quiere construir una relación de pareja que logre sobrevivir a las crisis que se
presentan en medio de
la convivencia, hay que trabajar el tema de la comunicación, la cual debe ser
respetuosa, transparente y oportuna. Se trata no sólo de la comunicación verbal,
sino también de las expresiones corporales, de la intimidad sexual y de los
silencios. Si la comunicación no funciona, la relación de pareja se marchitará.
o
Las
lecturas de hoy también arrojan luz respecto a los valores sobre los que hay que
construir la relación entre padres e hijos. El requisito básico para que fluyan
estas relaciones es tener claridad sobre el rol que les compete a los padres:
amar, proteger, dar seguridad, acompañar en el proceso de maduración. Algunos
padres de familia entienden equivocadamente el amor como responder positivamente
a todos los caprichos del niño o del adolescente. ¡Grave equivocación!
El proceso educativo exige fijar límites, definir
espacios y horarios. Los padres excesivamente complacientes están construyendo
el futuro de sus hijos sobre las arenas movedizas de los caprichos.
o
¿Qué
aportan las lecturas de hoy al ejercicio profesional? No hay que buscar el éxito
acudiendo a simples estrategias de mercadeo. El posicionamiento de un
profesional es el resultado de un largo y paciente camino de honestidad, de
adecuado servicio al cliente, de relaciones positivas con los colegas, etc.
Todos los días somos testigos de la sabiduría de
los textos bíblicos aplicados al ejercicio profesional; los que le apostaron al
éxito construyendo sobre la roca firme de la responsabilidad, y los que le
apostaron al éxito construyendo sobre las arenas traicioneras de las trampas a
la legalidad.
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Es hora de
terminar nuestra meditación dominical. Las lecturas de hoy, con su explícito
llamado a tomar posiciones claras, nos invitan a hacer un alto en el camino.
Revisemos nuestras actuaciones como miembros de familia, y nuestra vida laboral
y profesional. Preguntémonos cuáles son los medios que estamos usando para salir
adelante y qué tan sólidos son nuestros proyectos.