Domingo XIV del Tiempo Ordinario, Ciclo B
Autor: Padre Jorge Humberto Peláez S.J.
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Lecturas:
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Profeta Ezequiel
2, 2-5
o
II Carta de san
Pablo a los Corintios 12, 7-10
o
Marcos 6, 1-6
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Las lecturas de
este domingo nos invitan a reflexionar sobre los obstáculos que se presentan al
anuncio de la Palabra de Dios:
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En la primera
lectura, se nos narra la misión que Dios confía al profeta Ezequiel: “Yo te
envío a los israelitas, a un pueblo rebelde, que se ha sublevado contra mí. A
ellos te envío para que les comuniques mis palabras”.
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El profeta
Ezequiel cumplió con su misión profética en unas condiciones difíciles, tal como
lo habían vivido los profetas que lo precedieron y los que vendrían después de
él. La historia del pueblo elegido
siempre estuvo marcada por la tensión
entre el Dios de la Alianza que exigía exclusividad y las conductas erráticas
del pueblo, que muchas veces regresó a las viejas prácticas idolátricas y se
apartó de la Ley del Señor. La relación de exclusividad, que era el núcleo de la
alianza (“Yo seré tu Dios y tú serás mi pueblo”) no siempre fue el criterio
seguido por la comunidad en sus decisiones.
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Por su parte, el
evangelista Marcos nos describe la fría recepción que encontró Jesús cuando
regresó a su tierra por parte de
aquellos que lo habían conocido desde la
infancia y tenían serios interrogantes
sobre su misión; ellos comentaban: “¿Dónde aprendió este hombre tantas cosas?
¿De dónde le viene esa sabiduría y
ese poder para hacer milagros? ¿No es éste el carpintero, el hijo de María?”.
Ante el escepticismo de los suyos, Jesús observa: “Todos honran a un profeta,
menos los de su tierra, sus parientes y los de su casa”.
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No pensemos que el
profeta Ezequiel y Jesús vivieron situaciones excepcionales de rechazo por parte
de algunos sectores. Se trata de una experiencia que afecta a todas aquellas
personas que desenmascaran los comportamientos negativos y
anuncian la Palabra de Dios en medio de
una sociedad que tiene intereses diametralmente opuestos.
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¿Cuáles son
algunos de los aprendizajes de los que debemos tomar atenta nota para la acción
evangelizadora de la Iglesia en nuestros tiempos?
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En primer lugar,
hay que conocer en profundidad la cultura en medio de la cual se proclama la
Buena Noticia de la salvación, con sus valores y antivalores, sensibilidades y
prejuicios. No es lo mismo anunciar a Jesús en un ambiente campesino que hacerlo
en un barrio azotado por las pandillas juveniles.
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En segundo lugar,
la acción evangelizadora de la Iglesia debe leer con atención
los signos de los tiempos para
pronunciar una palabra oportuna en un mundo en el que los escenarios políticos,
económicos y culturales cambian rápidamente. Recordemos que hace unos pocos
meses se respiraba una atmósfera de optimismo por el ritmo que llevaba la
economía, que se expresaba en robustos indicadores de crecimiento; en este
momento, ha cambiado bruscamente el contexto internacional y también se ha visto
afectada la gobernabilidad del país. Todo esto impacta las condiciones de vida
de los ciudadanos. La acción evangelizadora de la Iglesia debe estar conectada
con los hechos cambiantes de la economía y la política; la Palabra de Dios no es
un discurso abstracto y atemporal, sino que toca a seres humanos concretos. Es
lamentable que muchos sacerdotes pronuncien
homilías abstractas, impersonales, como si estuvieran delante de
una asamblea de extraterrestres…
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En tercer lugar,
hay que recordar que el vehículo más eficaz de transmisión de la Palabra de
salvación es el testimonio de vida de los seguidores de Jesús. El mensaje será
creíble en la medida en que los fieles muestren la fuerza transformadora de sus
principios y valores. Así lo comprendió la primera comunidad apostólica, que
sorprendía a los paganos con su testimonio de amor y solidaridad.
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En cuarto lugar,
la acción evangelizadora de la Iglesia se debe purificar de aquellas palabras y
gestos que muestren arrogancia. El servicio sencillo y oportuno desarma todos
los prejuicios. La escena del Lavatorio de los pies, en la Última Cena, debería
ser fuente de inspiración para todos aquellos que ocupan posiciones destacadas
dentro de la comunidad; con su ejemplo, el Maestro nos mostró que el liderazgo
se ejerce sirviendo a los hermanos y no ejerciendo el poder.
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Las lecturas de
hoy nos invitan a reflexionar sobre las dificultades que afronta la acción
evangelizadora de la Iglesia. Aprendamos las lecciones del pasado: hay que
conocer en profundidad la cultura en medio de la cual se proclama la Buena Nueva
de Jesús; hay que estar atentos a
las cambiantes condiciones de la sociedad para hacer un anuncio pertinente y que
tenga sentido; el testimonio de vida es el medio más eficaz para mostrar la
validez de una propuesta de vida; hay que dejar a un lado la arrogancia para
prestar un servicio sencillo y oportuno.