Domingo XVIII del Tiempo Ordinario, Ciclo A

Autor: Padre Jorge Humberto Peláez S.J.

ü     Lecturas:

o       Isaías 55, 1-3

o       Carta de San Pablo a los Romanos 8, 35. 37-39

o       Mateo 14, 13-21

 

ü     El texto que nos ofrece el evangelista San Mateo narra la multiplicación de los panes. Este milagro de Jesús tuvo un impacto muy grande en la primera comunidad cristiana que entendió que este gesto de Jesús – satisfacer el hambre de “cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños” -, no sólo se refería a la satisfacción de la necesidad física de alimentarse, sino que también hacía referencia a la eucaristía, pan que satisface los anhelos más profundos del corazón humano.

 

ü     Para comprender mejor el significado de este relato de la multiplicación de los panes, es necesario ubicarlo en un contexto más amplio. La tradición de la Iglesia nos enseña que al leer la Biblia siempre debemos tener presente la conexión existente entre el Antiguo Testamento, que contiene las promesas hechas por Dios a su pueblo, y el Nuevo Testamento, que nos muestra cómo esas promesas se hacen realidad en Jesús.

 

ü     Pues bien, en este relato de la multiplicación de los panes encontramos unas conexiones muy interesantes con el Antiguo Testamento. Jesús recoge y lleva a  plenitud hechos que se habían producido en la historia de Israel. Hay que leer este milagro de la multiplicación de los panes en conexión con dos relatos del Antiguo Testamento; digamos una palabra sobre estos dos acontecimientos:

o       En el libro II de los Reyes, el profeta Eliseo multiplica veinte panes de cebada y con ellos alimenta a cien hombres. Dice el texto: “Dáselo a la gente para que coman, porque así dice Yahvé: comerán y sobrará. Se lo dio, comieron y dejaron de sobra”. Jesús repite el gesto de Eliseo y da de comer a más de cinco mil hombres.

o       La Biblia también nos cuenta que Dios alimentó a su pueblo con maná durante la travesía por el desierto. Igualmente Jesús sigue alimentando a su Iglesia con el pan eucarístico mientras peregrina a través de la historia.

 

ü    Este relato de la multiplicación de los panes nos permite conocer mejor a Jesús. A este propósito, encontramos dos elementos que vale la pena destacar:

o       San Mateo nos dice que las multitudes lo seguían. ¿Por qué lo seguían? Jesús era un poderoso imán que atraía a sus contemporáneos por su personalidad, por  su profunda espiritualidad, por las enseñanzas que impartía, por los milagros que realizaba. Jesús no tenía un momento de privacidad; las multitudes lo asediaban pues deseaban verlo, escucharlo, tocarlo.

o       Este texto de San Mateo nos ofrece un segundo rasgo de la personalidad de Jesús; se trata de su  sensibilidad ante las necesidades de quienes lo rodeaban. El corazón de Jesús siempre estuvo abierto para acoger las necesidades de quienes lo seguían y dar solución a ellas. En este texto, San Mateo nos dice que “al  desembarcar vio Jesús el gentío, le dio lástima y curó a los enfermos”. Esta sensibilidad de Jesús nos anima a manifestarle nuestras preocupaciones, pues él desea lo mejor para nosotros.

o       Durante su vida terrena, Jesús siempre estuvo atento para responder a las carencias materiales y espirituales de sus seguidores; Jesús resucitado sigue siendo nuestro compañero de camino.

 

ü     Los invito a dirigir nuestra mirada a los discípulos: ¿cómo actúan frente a la situación que se les presenta? La situación es preocupante: delante de ellos se encuentra una multitud que sigue a Jesús y no existe una infraestructura que permita atender a sus necesidades básicas:

o       La primera reacción es evitar que la situación se complique y por eso sugieren a Jesús una solución práctica: “Estamos en descampado y es muy tarde; despídelos  de manera que vayan a las aldeas y compren alimentos”. Es una solución fácil, que no les exige ningún compromiso.

o       Sin embargo, Jesús tiene una forma diferente de afrontar la situación; para Jesús la solución no está en enviarlos al pueblo sino que está en el compartir.

o       Los escasos recursos, cinco panes y dos peces,  se multiplican de manera que  no sólo quedan satisfechos todos los que estaban reunidos, sino que sobra comida.

 

ü     Este texto de San Mateo nos muestra cómo la solidaridad genera unas dinámicas extraordinarias, capaces de superar las difíciles condiciones que padecen las comunidades. No se trata de regalar una moneda en los semáforos; no se trata de dar ropa vieja al indigente que toca a nuestra puerta. La solidaridad nos pide dedicar parte de nuestro tiempo a las personas solas y necesitadas; la solidaridad nos pide crear nuevos puestos de trabajo; la solidaridad nos pide aportar nuestros recursos a instituciones honestas dedicadas al servicio de los más pobres. Para ser solidario no se necesita ser rico: todos, pobres y ricos, podemos y debemos actuar a favor de los más necesitados. Siempre es posible compartir.

 

ü    Este relato de la multiplicación de los panes no se queda en el hecho físico de saciar el hambre de una multitud. En él encontramos unas referencias muy claras a la eucaristía; las expresiones utilizadas son las mismas que aparecen en los relatos explícitamente eucarísticos. Dice el evangelista: “Tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos y ellos los repartieron entre la gente”. Estas palabras recuerdan las palabras que pronuncia el sacerdote al consagrar la hostia  en la misa.

 

ü     Es hora de terminar nuestra meditación dominical:

o       Jesús es sensible a las necesidades humanas y da respuesta a ellas.

o       Este relato de la multiplicación de los panes muestra cómo Jesús atiende, simultáneamente, los vacíos espirituales y materiales de sus seguidores. Con el pan de trigo  alimenta a la multitud hambrienta; y con sus enseñanzas responde a los interrogantes  espirituales más hondos.

o       Aquí Jesús da una profunda lección a los padres de familia: no basta con cubrir las necesidades materiales de los hijos (pagar el colegio, vestirlos, rodearlos de comodidades) Es mucho más importante darles el pan del afecto, dedicarles tiempo, compartir con ellos, escuchar sus preocupaciones.