Domingo XXIII del Tiempo Ordinario, Ciclo B

Autor: Padre Jorge Humberto Peláez S.J.

 

 

ü     Lecturas:

o       Profeta Isaías 35, 4-7ª

o       Carta del apóstol Santiago 2, 1-5

o       Marcos 7, 31-37

 

ü     El evangelio de hoy nos narra la curación de un sordomudo. A manera de ambientación, el evangelista Marcos ubica el lugar donde Jesús realizó este milagro:

o       Dice el evangelista Marcos: “Dejando Jesús el territorio de Tiro, pasó por Sidón, camino del lago de Galilea, atravesando la Decápolis”. La Decápolis era una liga o confederación de diez ciudades, que estaban situadas entre Jordania y el lago Tiberíades.

o       ¿A qué viene esta precisión geográfica de Marcos? El evangelista hace esta referencia con una intencionalidad teológica. Jesús deja atrás a Palestina, que era la tierra donde el pueblo escogido adoraba a Yahvé como único Dios, y se interna en la Decápolis, que era un territorio pagano, y  allí anuncia la buena noticia del Reino. Esto quiere decir que el mensaje de Jesús no está circunscrito a un grupo cultural sino que está dirigido a toda la humanidad sin exclusiones.

 

ü     Después de esta referencia geográfica, que responde a una intencionalidad teológica, el evangelista Marcos dice que “le presentaron un sordo, que, además, apenas podía hablar; y le piden que le imponga las manos”:

o       Hay que recordar que, dentro de la mentalidad sacral del pueblo de Israel, muchas enfermedades no se consideraban como un asunto fisiológico sino que se interpretaban como un castigo recibido por los pecados propios o por los pecados cometidos por los padres.

o       Esta interpretación religiosa de un fenómeno natural no sólo era injusta sino que era causa de exclusión, pues quienes la sufrían eran rechazados por la comunidad.

o       Jesús, al abrir los oídos y soltar la lengua a este hombre, le devuelve la salud y lo reintegra a la comunidad, superando así la exclusión de la que era víctima.

o       A Jesús le habían pedido que le impusiera las manos, pero su gesto fue más lejos; nos dice el evangelista Marcos que “le metió los dedos en los oídos y con  la saliva le tocó la lengua, y le dijo: Effetá (que en arameo significa “ábrete”)”

o       La descripción pormenorizada de los gestos de Jesús y de la palabra aramea que pronunció nos sugiere que esta escena quedó gravada en la memoria de quienes la presenciaron, y el evangelista Marcos la pone por escrito muchos años después de haber vivido la experiencia.

 

ü     Ciertamente nos impacta la sensibilidad de Jesús, quien se conmueve ante el drama personal de un sordomudo que vive en tierra de paganos. Pero no nos quedemos en el milagro histórico. Preguntémonos qué nos dice a nosotros, mujeres y hombres del siglo XXI:

o       No sólo existen los sordomudos fisiológicos, que padecen esta limitación que les dificulta la comunicación con quienes  los rodean. También existen los sordomudos culturales, incapaces de comunicarse con el entorno.

o       Conocemos el infierno que se vive en muchas familias, donde no existe una comunicación serena entre la pareja, como tampoco entre padres e hijos. Las agresiones verbales y físicas son el pan de cada día.

o       A pesar de que nuestra época es la edad de oro de los medios de comunicación y de que Internet ha revolucionado la forma como se trasmite la información, los seres humanos nos sentimos solos e incomunicados. Aunque vivimos inmersos en un océano de palabras habladas y escritas, los seres humanos nos sentimos terriblemente limitados para escuchar desprevenidamente a los demás y para expresar nuestra manera particular de ver la vida.

o       Muchos factores bloquean nuestros oídos, y eso nos impide escuchar la voz de Dios que habla a través de los acontecimientos, y también nos impide  percibir las necesidades de nuestros hermanos.

o       Muchos factores bloquean nuestra lengua y por eso somos incapaces de pronunciar una palabra de perdón a quienes nos han ofendido y una palabra de optimismo para el que se siente triste.

 

ü     El evangelista Marcos, impresionado con los gestos y palabras de Jesús al curar al sordomudo, recuerda la palabra exacta en arameo que éste pronunció: Effetá, que traduce “ábrete”:

o       En esta eucaristía dominical pidámosle a Jesús que pronuncie esa palabra salvadora, “effetá, ábrete”, de manera que podamos escuchar la voz de Dios en medio de los mil ruidos y distracciones de la vida diaria.

o       Pidámosle que podamos acoger, con ánimo desprevenido, las palabras de las personas que están a nuestro alrededor.

o       En esta Semana por la Paz, pidámosle al buen Jesús, príncipe de la paz, que pronuncie esta palabra salvadora, “effetá, ábrete” sobre los actores armados del conflicto en Colombia para que faciliten el acuerdo humanitario de manera que los secuestrados puedan regresar a sus hogares, y para que den pasos hacia la búsqueda de la reconciliación y la paz entre los colombianos.