Domingo XXI del Tiempo Ordinario, Ciclo A

Autor: Padre Jorge Humberto Peláez S.J.

ü     Lecturas:

o       Isaías 22, 19-23

o       Carta de San Pablo a los Romanos 11, 33-36

o       Mateo 16, 13-20

 

ü     El evangelio de hoy reproduce un diálogo de Jesús con sus discípulos, el cual plantea dos temas de  gran profundidad teológica, como son la identidad de Jesús y la misión de Pedro en la construcción de la Iglesia.

 

ü    Dentro del relato encontramos tres componentes claramente diferenciados: la pregunta de Jesús, la confesión de Pedro y la misión que Jesús confía a éste.

 

ü    Empecemos por la pregunta que Jesús hace a sus discípulos:

o       Él los interroga: “¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?” Jesús se atreve a hacer esta pregunta porque ya empieza a ser conocido en razón de sus milagros y enseñanzas.

o       Jesús es la palabra de Dios hecha carne. ¿Hasta dónde sus contemporáneos habían captado su ser más íntimo?

o       Las respuestas que dan los discípulos recogen los comentarios populares: “Unos dicen que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas” El pueblo veía a Jesús como un eslabón más dentro de esa cadena de personajes excepcionales que habían surgido a lo largo de la historia de Israel. En opinión de sus contemporáneos, Jesús había mostrado unas características muy especiales, que lo hacían acreedor a un  lugar dentro de esa galería de personajes ilustres.

o       Jesús da un fuerte viraje en el diálogo y los confronta: “Y ustedes, ¿qué dicen que soy yo?” Para responder a esta pregunta no basta con reproducir los comentarios populares. Jesús pide una respuesta personal y comprometida.

ü     Si Jesús se encontrara con nosotros en un centro comercial y nos disparara la misma pregunta, ¿cuáles serían las posibles respuestas que escucharía?

o       Para muchas personas, simpatizantes de la “Nueva Era”, con sus cuarzos y velas, Jesús se parece a uno de esos gurús o maestros orientales que están de moda entre los estratos altos de la sociedad, que sienten atraídos por lo exótico...

o       Entre los intelectuales de izquierda, Jesús es un líder revolucionario que enarboló las banderas de la justicia social y tomó partido por los desheredados de su tiempo y se rebeló contra el imperialismo romano.

o       Para los humanistas y los amantes de las bellas artes, Jesús es un pedagogo insuperable, que supo interpretar los misterios del corazón humano en palabras hermosas y sencillas.

 

ü     Ciertamente estas percepciones sobre el ser íntimo de Jesús tienen una parte de verdad. No podemos negar que Jesús tiene la magia y el misterio de los sabios orientales, así como el carisma de los grandes líderes de la historia, y  el dominio de la palabra  propio de los grandes poetas.

 

ü     Pero Jesús es mucho  más que eso. Jesús es la palabra del Padre que se hizo como uno de nosotros; en Él confluyen la divinidad y la humanidad; Jesús es el punto de encuentro entre el tiempo y la eternidad; Jesús es, al mismo tiempo,  nuestro Señor y nuestro Hermano. En pocas palabras, Jesús es nuestro Salvador.

 

ü     De ahí la enorme importancia que tienen las palabras de Pedro (y aquí pasamos al segundo componente del evangelio de hoy. Pedro  afirma: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”

 

ü     En la primera parte de su confesión, “tú eres el Mesías”, Pedro recoge las tradiciones del antiguo Testamento. El pueblo de Israel había deseado ardientemente ese Mesías o Ungido, que lo liberaría de la opresión y que daría el liderazgo político a Israel. Pedro identifica a Jesús con ese personaje largamente esperado.

 

ü     Pero la segunda parte de su confesión es notable, porque va mucho más lejos: “Tú eres el Hijo de Dios vivo” Esta afirmación no reproduce una creencia compartida por el pueblo desde antiguo, sino que es el resultado de una auténtica inspiración. Por eso Jesús dice: “esto no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo”

 

ü    Pedro es el que da respuesta exacta a ka pregunta sobre la identidad de Jesús.

 

ü     Pasemos, pues, al tercer componente de este texto del evangelio de hoy, la misión que Jesús confió a Pedro:

o       Jesús utiliza dos imágenes para expresar el rol que corresponderá a Pedro dentro de la historia de la Iglesia; se trata de las imágnes de la piedra y las llaves.

o       Vayamos a la primera imagen literaria: “tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia”. Con esta imagen Jesús nos da a entender la solidez de su proyecto; aunque la Iglesia será sacudida por innumerables terremotos (pensemos en las persecuciones y en los escándalos),  permanecerá firme hasta el fin de los tiempos.

o       La otra imagen usada por Jesús es la de las llaves, las cuales significan delegación de autoridad: “te daré las llaves del reino de los cielos...” Es la autoridad delegada por Jesús a Pedro, a los apóstoles y a sus sucesores para que orienten a la comunidad de los fieles.

 

ü     Es hora de terminar nuestra meditación dominical:

o       Tomemos muy en serio la pregunta que  Jesús dirige a los discípulos. Que esta pregunta sea ocasión para hacer una reflexión honesta sobre el lugar que ocupa Dios en nuestras vidas, sobre la importancia que damos a los valores espirituales y sobre la seriedad de nuestro compromiso como creyentes.

o       Al meditar en la confesión de Pedro (“tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”) pidámosle a Dios que maduremos en nuestra fe y que avancemos en el conocimiento de Cristo para que podamos percibir  su identidad.

o       Al reflexionar sobre estas dos imágenes que expresan la misión de Pedro, la piedra y las llaves, pidámosle a Dios que se fortalezca nuestro amor a la iglesia y nuestro sentido de pertenencia a Ella.