Domingo XXVIII del Tiempo Ordinario, Ciclo A

Autor: Padre Jorge Humberto Peláez S.J.

 

 

ü   Lecturas:

o       Isaías 25, 6-10ª.

o       Carta de San Pablo a los Filipenses 4, 12-14.19-20

o       Mateo 22, 1-10

 

ü     El tema dominante en la liturgia de este domingo es el banquete. A través de esta imagen, el profeta Isaías y el evangelista Mateo explican a sus comunidades la oferta de salvación.

 

ü     El profeta Isaías  describe un banquete espléndido con los platos más elaborados y  vinos de las mejores cosechas:

o       La imagen alegre del banquete nos comunica que la voluntad de Dios  es que seamos felices y vivamos compartiendo con los demás. Dios nos convoca para la gran fiesta de la solidaridad.

o       El profeta Isaías presenta el ideal de una invitación hecha a todos los pueblos sin exclusiones.

 

üEn la parábola que ofrece a nuestra consideración el evangelio que hemos escuchado, se presenta, en lenguaje figurado, la experiencia histórica de Jesús. ¿Cómo se dio, durante la existencia terrena de Jesús de Nazareth, ese banquete ideal del que nos habla el profeta Isaías?

 

ü    Los invito a analizar los elementos más significativos del relato.

 

ü     Lo primero que llama la atención es que se trata de una invitación:

o       El rey desea compartir algo muy importante para él, como es la boda de su hijo. Quienes habían recibido la invitación no habían hecho méritos para ello. Fue por absoluta generosidad del anfitrión.

o       Es importante tomar conciencia de la gratuidad de la salvación; hemos recibido el don de la fe, no porque lo merezcamos, sino porque Dios lo ha querido así.

 

ü     Lo segundo que llama la atención es la respuesta de los invitados:

o       El sentido común encuentra difícil entender que existan quienes rechacen semejante invitación. Lo frecuente es lo contrario: personas no invitadas que utilizan todos los medios para entrar a estas fiestas exclusivas donde se encuentran los ricos y famosos…

o       Se trata de una invitación y no de una imposición; por eso es posible acogerla o rechazarla. Dios respeta nuestra libertad, aunque la usemos para oponernos a su plan.

o       De hecho, todos los invitados que aparecen en este relato rechazaron la invitación. Ahora bien, hay matices en cuanto a los argumentos: unos dijeron que no porque tenían otras prioridades; otros manifestaron un rechazo agresivo hasta el extremo de matar a los criados que habían sido enviados para recordarles el compromiso.

o       De igual manera podemos afirmar que el ateísmo o negación de Dios  asume muchas formas: desde el desinterés o apatía hasta la militancia agresiva.

 

ü     Lo tercero que llama la atención es la reacción del anfitrión: Superada la rabia inicial, decidió no cancelar el banquete sino simplemente cambió de invitados. “Los criados salieron a los caminos y recogieron a todos los que encontraron, malos y buenos. La sala del banquete se llenó de comensales” Los excluidos se convierten en protagonistas; la lógica del Reino de Dios es diferente de la lógica de las revistas de la farándula.

 

ü     Históricamente, esta parábola nos ayuda a comprender la dinámica que siguió la evangelización en los dos primeros siglos de la vida de la Iglesia: el pueblo de Israel, quien había sido el destinatario primero de la alianza, rechazó al Mesías; por eso el anuncio de la buena noticia se dirigió a otros pueblos.

 

ü     Esta parábola nos enseña que la Iglesia no puede ser un club exclusivo, con severos controles para el ingreso de nuevos socios. No. La oferta de salvación es absolutamente democrática, dirigida a todas las personas de buena voluntad que deseen responder positivamente al plan de Dios.

 

ü     A la luz de esta parábola y de otras muchas escenas evangélicas, deberíamos revisar el vocabulario usado en la catequesis, pues no refleja esta visión positiva y luminosa, sino que más bien muestra el camino de la existencia cristiana como algo sombrío, marcado por el sufrimiento y por la incapacidad de gozar de tantas cosas bellas que nos ha dado Dios.