Domingo XXVII del Tiempo Ordinario, Ciclo B

Autor: Padre Jorge Humberto Peláez S.J.

 

 

ü     Lecturas:

o       Génesis 2, 18-24

o       Carta de San Pablo a los Hebreos 2, 9-11

o       Marcos 10, 2-16

 

ü        La liturgia de hoy gira alrededor de la pareja y ofrece pistas muy interesantes sobre la relación hombre – mujer. Este tema común es desarrollado en dos contextos diferentes:

o       El libro del Génesis nos presenta el ideal de la pareja según el plan de Dios.  Como este relato  viene del s. IX A.C., su estilo literario se parece a la pintura primitivista, “naïve”, pues nos muestra a Dios como un alfarero que amorosamente modela  las criaturas para que sirvan al ser humano, el cual es creado como  varón  y como mujer, iguales en dignidad, diferentes en cuanto a su manera de actuar y de percibir el mundo, y complementarios. La pareja hombre – mujer está destinada a “formar una sola carne”, lo cual significa, en términos de hoy, construir un proyecto común de vida.

o       El evangelio de Marcos se refiere a la pareja en un contexto de polémica con los fariseos, quienes querían enredar a Jesús a propósito del divorcio que permitía la ley de Moisés.

o       La primera lectura propone el ideal, mientras que el evangelio presenta la dura realidad que golpea a millones de parejas.

 

ü       Les propongo, como tema de reflexión en este domingo, profundizar en algunos factores que son clave para un adecuado funcionamiento de esta relación. En concreto, analizaremos dos tópicos: la madurez y el proyecto común.

 

ü       Empecemos, pues, por la madurez:

o       Sobre este tema se han escrito muchísimos libros. ¿Cómo definir la madurez? Podemos decir que la madurez es el proceso mediante el cual salimos del estrecho mundo del yo para descubrir el insospechado mundo del tú y del nosotros.  Se trata de cambiar de eje: pasar de girar alrededor del yo para vivir en función de los demás.

o       Durante las primeras etapas de la vida, el ser humano busca la satisfacción de sus necesidades inmediatas. Por eso el mundo del niño está cerrado y el yo es muy fuerte. El niño llama la atención de los adultos mediante el llanto, la pataleta y demás estrategias afines.

o       A medida que avanzamos en nuestro desarrollo, debemos ir abriéndonos a los demás, de manera que se produzca un cambio en cuanto a los intereses y preocupaciones. Infortunadamente, hay adultos cronológicos que nunca fueron capaces de abrirse y continúan con las pataletas y caprichos propios de los primeros años. Vemos cómo se juntan la inmadurez y el egoísmo...

o       Es evidente que estos adultos inmaduros y egoístas son incapaces de construir  una sana relación de pareja, en la que uno busca la felicidad del otro, relación de pareja que es capaz de compartir en la alegría y en el dolor, en la salud y en  la enfermedad, en la prosperidad y en la pobreza, como lo expresa bellamente la fórmula del consentimiento matrimonial.

o       La inmadurez es el principal factor por el que no funcionan muchas parejas. Y hay que buscar las raíces en la infancia. Los invito, pues, a revisar sus estrategias educativas de manera que los niños aprendan a compartir, sean capaces de  ceder, logren acuerdos sobre juegos, vacaciones, programa de TV, etc. Por eso no es bueno que los niños y los adolescentes tengan TV o computador  en su cuarto para su uso exclusivo; es importante que aprendan a compartir con sus hermanos, a negociar horarios y programas. Este es un sencillo ejemplo a partir de las mil situaciones que se presentan en la vida de todos los días para que salgan de su pequeño mundo de intereses y se abran a un mundo más amplio y solidario.

 

ü        Sigamos adelante en nuestra reflexión y hablemos de otro factor que es clave para la construcción de una adecuada relación de pareja; me refiero a la capacidad de trazar un proyecto común de vida:

o       Cada uno de nosotros tiene unos proyectos que desea realizar, un ideal de felicidad que quiere obtener, y que abarca lo afectivo, lo profesional, lo económico, lo social, etc.

o       A medida que un hombre y una mujer avanzan en su relación es necesario que expliciten las expectativas que cada uno tiene respecto al futuro y las confronten:

§        ¿Tus expectativas respeto a la relación de pareja son las mismas o al menos muy cercanas a las mías?

§        ¿La forma como tú concibes la familia se armoniza con el ideal que yo tengo?

§        ¿Los proyectos de realización profesional en los que entran posibles estudios de postgrado, expectativas salariales, etc. son compatibles con los hijos que esperamos engendrar?

o       Los novios no suelen profundizar en estos temas, que son esenciales para la estabilidad futura de su relación. El noviazgo ofrece una oportunidad de oro para explorar el mundo interior de cada uno: ilusiones, proyectos, temores. Mediante un diálogo sincero podrán darse cuenta si sus vidas son convergentes o si, por el contrario, hay proyectos que definitivamente no pueden ser compartidos.

o       Las parejas en crisis acuden a los consultores y terapistas para buscar una luz. Su relación, en lugar de proporcionar un apoyo para la realización, se ha convertido en una cárcel insoportable. Los sueños del noviazgo se transformaron en  pesadilla.

o       ¿Qué sucedió? Simplemente no fueron capaces de construir un proyecto común o agenda compartida que les permitiera caminar juntos hasta que la muerte los separe…

o       Quisiera invitar a las parejas de novios que se encuentran en esta iglesia para que aprovechen esta etapa de su relación con el fin de explicitar sus proyectos, sus ilusiones, sus temores, la felicidad que esperan alcanzar. A través del diálogo sincero verán si la agenda que se va perfilando es posible realizarla con esa persona concreta de la que se ha enamorado. Para poder diseñar una agenda compartida es necesario identificar rasgos comunes, valores homogéneos, culturas afines.

o       Quisiera invitar a los esposos aquí presentes para que hagan un alto en el camino y revisen su proyecto de vida. En las relaciones de pareja el proyecto de vida en común tiene que evolucionar: una cosa es la relación de pareja en los primeros años de matrimonio; el nacimiento de los hijos introduce cambios profundos; también se modifica cuando los hijos crecen y se van de la casa, y se vive lo que algunos han llamado “la crisis del nido vacío”. Si los esposos tienen la lucidez y la flexibilidad para ir modificando su vida en común, su relación será muy sólida y evitarán caer en la rutina.

 

ü       Es hora de terminar nuestra meditación dominical sobre la relación de pareja tal como aparece en  el plan de Dios y como se da en la realidad. Que estas reflexiones sobre la madurez y el proyecto compartido sirvan a las parejas de novios y a los esposos aquí presentes para evaluar la calidad  de su relación  y hacer los ajustes pertinentes.