Domingo XXXIV del Tiempo Ordinario, Ciclo A

Autor: Padre Jorge Humberto Peláez S.J.

      

FIESTA DE CRISTO REY

 

 

 

 

 

ü     Hoy celebra la liturgia la fiesta de Cristo Rey. Y con esta fiesta culmina el año litúrgico. ¿Qué significa esto?

 

o       El año civil se inicia el primero de enero y concluye el 31 de diciembre, con la famosa noche de San Silvestre cargada de sentimientos de nostalgia por el año que termina y de expectativas por lo que nos ofrece el futuro.

o       El año litúrgico, constituido por varios “módulos” (Adviento,  Navidad, Cuaresma, Triduo Pascual y Tiempo Ordinario), es la celebración de los grandes misterios de nuestra fe y se inicia con el Adviento, tiempo en el cual nos preparamos para celebrar el nacimiento de Jesús, y se cierra con la fiesta de hoy, en honor de Cristo Rey.

o       Las lecturas que escuchamos en las misas dominicales y en las grandes celebraciones están dispuestas de tal manera que cada tres años leemos los textos más significativos del Antiguo y del Nuevo Testamento.

 

ü       ¿Por qué la fiesta de Cristo Rey es el cierre solemne o punto final del año litúrgico?

 

o       A lo largo de los domingos anteriores fuimos avanzando en el conocimiento de Jesús, fuimos meditando en sus enseñanzas expresadas a través del lenguaje sencillo y profundo de las parábolas, lo vimos conmoverse ante el dolor de los enfermos y de los pobres, aprendimos a orar...

o       Todo este largo recorrido, que nos ha permitido avanzar en el conocimiento de Jesús, nos lleva, en la fiesta de hoy, a reconocerlo como Señor del universo, como el punto hacia el cual converge toda la historia humana.

o       En la segunda lectura de hoy, tomada de la carta del apóstol Pablo a los Colosenses, encontramos unas expresiones densas cargadas de significado, que manifiestan el lugar central ocupado por Jesús en el universo: “Él es imagen de Dios invisible, primogénito de toda criatura;  porque por medio de él fueron creadas todas las cosas: celestes y terrestres, visibles e invisibles, tronos, dominaciones, principados, potestades; todo fue creado por él y para él. Él es el principio, el primogénito  de entre los muertos, y así es el primero en todo. Porque en él quiso Dios que residiera toda la plenitud”.

o       Estas elocuentes palabras  que usa el apóstol Pablo nos ayudan a comprender mejor el lugar que le corresponde a Jesús nuestro Señor.

 

ü        Después de haber ilustrado el sentido general de la fiesta de Cristo Rey a través de las palabras de Pablo, sigamos profundizando en las lecturas que la liturgia de hoy propone a nuestra meditación. En la primera lectura sobresale la figura del rey David; y en el evangelio se destaca la figura de Cristo crucificado, a quien burlonamente llaman “rey de los judíos”.

 

ü       Vayamos por partes; empecemos por el texto del segundo libro de Samuel, cuyo protagonista es David:

 

o       En su juventud, David fue un sencillo pastor de cabras y ovejas; y fue escogido por Dios para cumplir  una importante misión al frente de su pueblo.

o       El relato de hoy nos muestra cómo  las tribus de Israel proclamaron a David como rey y lo ungieron para esta misión.

o       En la historia de Israel, David  fue considerado como el rey ideal, quien siempre rigió a su pueblo con justicia, y le trajo grandeza y prosperidad.

o       Sin embargo, los reyes que vinieron después de David no siempre caminaron por las sendas de Dios sino que favorecieron la injusticia, gobernaron en su interés personal y abandonaron la fe en el único Dios.

o       Este comportamiento inmoral de los descendientes de David provocó el castigo de Dios; el pueblo, desilusionado, pone sus esperanzas en un “Mesías” (la palabra significa “ungido”), quien instaurará un orden nuevo.

o       Para nosotros los cristianos estas esperanzas se realizan en Jesús, quien es el “Mesías” o “ungido” del Padre para llevar a cabo la nueva creación a través de una renovación interior, quien instaurará un Reino basado en la justicia y el amor.

o       Ahora los invito a pasar al evangelio de hoy, que muestra cómo se concretó históricamente la expectativa del “Mesías” o “ungido” y qué pasó con su reino...

 

ü       El texto del evangelio de San Lucas nos ofrece un fuerte contraste con la primera lectura:

 

o       Acabamos de escuchar que David fue aplaudido por su pueblo; el evangelio nos muestra cómo Jesús, descendiente del rey David, es insultado por la soldadesca romana y por una turba sedienta de un espectáculo de sangre.

o       Ciertamente Jesús es rey con plenitud de derechos, pues desciende de David y porque Dios su Padre lo ha constituido como tal.

o       Pero la forma como ejerció esta dignidad real rompió todos los moldes; veamos algunos de estos contrastes, difíciles de entender para nuestra mentalidad:

§        Es un rey, pero nace en un establo.

§        Es un rey, pero su corte está constituida por unos pescadores rudos.

§        Es un rey, pero el pueblo que lo aclama está formado por enfermos,  pecadores y por los indigentes de entonces.

§        Es un rey pero no se preocupa por el ejercicio del poder, sino que dedica a servir a los demás llegando a lavar los pies de sus discípulos.

§        Es un rey, pero su programa de gobierno, que son las Bienaventuranzas, despiertan suspicacias: “Felices los limpios de corazón, los que trabajan por la paz...”

§        Es un rey cuyo trono lo constituye la cruz, desde la cual expresa  la suprema lección de obediencia al Padre, de perdón a los que le causaban tales sufrimientos y de amor sin límites para todos nosotros.

 

ü        Con esta fiesta de Cristo Rey concluye el año litúrgico. El próximo domingo iniciaremos el Adviento o tiempo de preparación para la venida del Señor.

 

ü        Que este fortísimo contraste entre el Jesús glorioso a quien el Padre constituye en Señor de todo lo creado y el cruel espectáculo de Cristo Rey colgado en una cruz nos ayude a comprender la quintaesencia de nuestra fe, que es entrega a los demás, servicio desinteresado, búsqueda continua de la voluntad de Dios y capacidad de reconciliación.