Domingo IV de Cuaresma, Ciclo B

Autor: Padre Jorge Humberto Peláez S.J.

ü     Lecturas:

o       II Libro de las Crónicas 36, 14-16. 19-23

o       Carta de San Pablo a los Efesios 2, 4-10

o       Juan 3, 14-21

 

ü     El texto que nos presenta el evangelista Juan no es fácil de comprender pues expresa verdades teológicas muy profundas en un lenguaje abstracto. Nos sentimos más cómodos con  las parábolas, que utilizan imágenes de la vida diaria.

 

ü     ¿Cuál es el mensaje teológico que nos transmite este texto? Nos habla del amor sin límites de Dios hacia nosotros, quien llegó hasta el extremo de entregar a su Hijo único.

 

ü     Antes de desentrañar el contenido de este mensaje, veamos cuál es el contexto en el que se sitúa esta página evangélica:

o       Se trata de una parte del diálogo que Jesús sostiene con Nicodemo. El texto del evangelio de este IV domingo de Cuaresma empieza en el versículo 14, pero el diálogo con Nicodemo se había iniciado antes y viene desde el versículo 1 del capítulo 3.

o       Recordemos brevemente quién es Nicodemo, interlocutor de Jesús. Se lo describe como un fariseo que gozaba de  gran reconocimiento entre los judíos. Era, pues, un hombre estudioso de la Escritura y observante de la Ley. San Juan nos dice que visitó a Jesús de noche, lo cual puede significar dos cosas: por una parte, pretendía que su visita pasara desapercibida pues no quería ser criticado por sus colegas; y, por otra parte, la referencia a la noche sugiere un estado de cuestionamiento producido por las palabras y gestos de Jesús.

 

ü     Después de esta breve contextualización, vayamos al capítulo  que nos ocupa, el cual  empieza con una alusión a la serpiente de bronce que Moisés levantó en el desierto; recordemos la escena:

o       El Libro de los Números nos cuenta que Moisés hizo una serpiente de bronce que, puesta sobre un mástil, salvó de la muerte, con solo mirarla, a muchos israelitas que habían sido mordidos por serpientes venenosas.

o       El objeto de bronce como tal  no tenía un poder curativo. Su eficacia provenía de ser una especie de “sacramento” o “visibilidad" de la acción salvadora de Dios en medio de su pueblo.

o       Jesús ve en esa serpiente levantada en medio del desierto una figura anticipada de la cruz; por eso dice a Nicodemo: “así tiene que ser levantado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna”.

 

ü     Después de hacer esta referencia a la serpiente de bronce, el evangelista Juan expresa el mensaje central: “tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único”:

o       Esta sencilla frase expresa la razón última de la salvación que Dios ofrece a la humanidad. Semejante afirmación desborda la capacidad de comprensión de los seres humanos; judíos y griegos no pueden entender esta acción de Dios; para los judíos es una blasfemia imaginarse al Hijo de Dios viviendo en medio de la comunidad, compartiendo todos los vaivenes de la aventura humana; y para los paganos carece de sentido  afirmar que el Hijo de Dios pueda correr la suerte de los peores malhechores y terminar en una cruz. Escándalo y locura.

o       Esta iniciativa de Dios sólo tiene una explicación: el amor infinito que nos  tiene. Ahora bien, ¿hacia dónde apunta esta historia de amor? Dios quiere comunicarnos su vida.

o       Al tomar conciencia del amor de Dios hacia nosotros, debemos revisar los fundamentos de nuestra religiosidad, pues nuestra relación con Dios no puede inspirarse en el temor, como tampoco podemos seguir anclados en una religiosidad  utilitarista que sólo se acuerda de Dios en medio de los problemas.

 

ü     Nicodemo, profundo conocedor de las Escrituras y respetuoso de la Ley, se debió sentir afectado por estas palabras de Jesús  que contrastaban fuertemente con la mentalidad imperante dentro del Judaísmo, que había identificado la fidelidad a Dios con el cumplimiento escrupuloso de numerosísimas normas. La obsesión por el cumplimiento formal les había hecho olvidar la inspiración de toda la historia de salvación, que no era otra que el amor infinito de Dios, fundamento de la alianza establecida entre Yahvé y su pueblo.

 

ü     Las palabras de Jesús ponen de manifiesto el plan de Dios: “tanto amó  Dios al mundo que entregó a su Hijo único, para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna”. ¿Cómo podemos tener acceso a este plan; cómo hacer nuestra esta oferta?

 

ü     La llave que nos permite acceder al plan de Dios es la fe, que consiste en acoger el mensaje de Jesús, confesarlo como Señor y Salvador, seguirlo en nuestra vida diaria, reconocerlo como el revelador del Padre.

 

ü     Un elemento muy característico del estilo literario del evangelio de Juan es el binomio luz – tinieblas: creer en Jesús es acoger la luz que ha venido al mundo; no creer en Jesús es rechazar la luz y optar por las tinieblas.

 

ü     Hay personas que dicen creer en Dios pero su comportamiento es inmoral. Por el contrario, hay personas que se dicen ateas pero en su vida diaria  muestran un respeto profundo hacia los valores éticos. Para el evangelista Juan, creer en Dios va más allá de las palabras; lo más importante es la orientación que se le dé a la vida. Por eso afirma que “el que obra perversamente detesta la luz. En cambio, el que realiza la verdad se acerca a la luz”. San Juan nos está diciendo que más importantes que las palabras son los  hechos; en último término, lo que cuenta es la honestidad con la que cada uno de nosotros vive sus compromisos cotidianos y busca con sinceridad  la verdad.

 

ü     Es hora de terminar nuestra meditación dominical. En el evangelio de hoy, Jesús manifiesta que toda la historia de la salvación tiene un único motivo, que es el amor de Dios hacia nosotros. Este amor del Padre llegó hasta el extremo de darnos como regalo a su Hijo. Y todo esto para que participemos de la vida divina. Acojamos con fe este maravilloso regalo que Dios nos hace.