Solemnidad. Santa Maria, Madre de Dios

Lucas 2, 16-21: ¿Conoces bien a tu mamá?

Autor: Padre José Manuel Otaolaurruchi, L.C.

 

 

            Si alguien te pregunta: ¿Cómo es tu mamá? La respuesta resulta fácil y cómoda. De inmediato comenzarías a describir sus gustos, su carácter, su forma de vestir o cocinar. Las anécdotas y los recuerdos se agolparían en tu memoria compitiendo por salir primero.


Pues bien, el año se estrena con la celebración de la Virgen María, madre de Dios y con el mismo frenesí con que podemos hablar de nuestra madre terrena, compartamos algunos rasgos de nuestra madre en el cielo.


La Virgen María es ante todo madre de Dios y madre de verdad. Posee todos los atributos que la maternidad le confiere. La mamá es la criatura más venerada sobre la tierra, por eso María ha sido, a lo largo de los siglos, fuente de inspiración para sus hijos. ¡Cuántos artistas han llegado a lo más excelso a través de la contemplación de la pureza virginal de María! La Virgen ha extasiado a los más prominentes pintores y escultores. La poesía guarda versos sublimes al misterio de la Encarnación. Los himnos y cánticos espirituales resuenan y llenan el orbe con su dulce melodía. La piedad popular, con el rezo del rosario canta sin cesar las glorias de la Inmaculada. Fíjense bien si es efectiva su intercesión, que Juan Pablo II, cuyo amor filial por María fue más que probado, la puso como escudo y le salvó la vida cuando sufrió el atentado del 13 de mayo de 1981, por Alí Agca. Los terroristas planearon todos los movimientos a la perfección, pero olvidaron echar un ojo al calendario litúrgico donde aparece que el 13 de mayo es fiesta de la Virgen de Fátima. ¡Ups!


La Virgen es también poderosa intercesora ante Dios. El Hijo no puede negarle nada a su madre y por eso vuelve a resonar en el cielo una y otra vez: “Haced lo que él os diga”. Les recomiendo el libro de Gereon Goldmann, titulado: “Un seminarista en las SS”. Es un retrato autobiográfico de un joven seminarista que vivió socorriendo heridos durante la segunda guerra mundial, dentro de las filas alemanas. La oración de una monjita de clausura y la protección de la Virgen María, le salvaron la vida cuando ya lo tenía todo perdido. Esta historia ayuda a fortalecer la fe.


Concluyo con unos versos de Lope de Vega: De una Virgen hermosa celos tiene el sol, porque vio en sus brazos, otro Sol mayor. /Cuando del oriente salió el sol dorado, y otro Sol helado, miró tan ardiente, quitó de la frente la corona bella, y a sus pies la Estrella la Lumbre adoró. Porque vio en sus brazos, otro Sol mayor. /-Hermosa María- dice el sol, vencido: - de vos ha nacido, el Sol que podía dar al mundo el día que ha deseado- Porque vio en sus brazos, otro Sol mayor.