Fiesta. Sagrada Familia de Jesús, María y José
San Mateo 2, 13-15. 19-23:
San José no estaba de más

Autor: Padre José Manuel Otaolaurruchi, L.C.

 

 

La festividad de la Sagrada Familia nos ofrece la ocasión para reflexionar en el papel que san José desempeñó y que sin duda es un mensaje para los hogares del mundo. San José fue un varón justo que recibió la misión de custodiar a la Sagrada Familia de Nazaret. Algunos artistas lo han querido representar como un hombre de avanzada edad queriendo significar, tal vez, las virtudes de la prudencia, la fidelidad y la castidad, como si en la edad residiera el secreto del dominio y la formación de las pasiones. Lo cierto es que tuvo que ser un buen mozo de la aldea con un corazón adornado de toda virtud.

 

La figura de san José resplandece en la actualidad con más fuerza porque la estructura familiar se encuentra fuertemente amenazada por todos lados. La triste realidad del divorcio, las parejas homosexuales que reclaman el derecho de adopción y el goce de los bienes que la legislación de cada país reconoce para la familia tradicional.  Las técnicas de reproducción asistida abren un nuevo campo con las prácticas de fecundación in vitro, los úteros alquilados, las madres abuelas y la enorme variedad de casuística que en definitiva rompen el equilibrio establecido por la figura del padre y de la madre. ¡Cómo se está incrementando en número de familias mono-parentales! Comunidades formadas por la unión de madres divorciadas que se unen para compartir casa y sobrellevar mejor los gastos. Allí los hijos conviven como si fueran hermanos. O la práctica cada vez más extendida de renunciar al matrimonio para convivir simplemente como la pareja. Y a pesar de todo esto, la familia sigue destacando como uno de los valores más preciados de la humanidad.

 

San José no estaba de más en la historia de la Sagrada Familia. Tanto es así que es él quien tomó las decisiones pertinentes para evitar que María y el Niño cayeran en manos de Herodes. El ángel se le apareció en sueños a san José y le mandó escapar a Egipto porque corrían peligro.  No se le apareció a la Virgen María, por mucho que fuera la Inmaculada, la madre del Redentor. El ángel le habló a san José cuyo papel era insustituible y respetado por Dios.  Lo mismo hizo el ángel cuando regresan a Palestina y se establecen en Judea. El ángel nuevamente le habló y le mandó que huyeran a Galilea porque en Jerusalén reinaba Herodes Arquelao.

 

El rol de la madre y del padre no se puede cambiar o suprimir. A cada uno le toca lo suyo. La estructura familiar está inscrita en la naturaleza humana como si fuera la propia piel. ¿Es posible vivir sin ella? Hay que tener valor para afrontar los problemas de las parejas y ayudar a fortalecer el núcleo familiar, no destruirlo o suplantarlo por modelos imperfectos.