Solemnidad. Jesucristo, Rey del Universo
XXXIV Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo C
San Lucas 23, 35-43:
Mar picado

Autor: Padre José Manuel Otaolaurruchi, L.C.

 

 

El año litúrgico se cierra con la Solemnidad de Cristo Rey y agradecemos a san Lucas que nos haya guiado como paciente lazarillo a lo largo de todo este recorrido cumpliendo el cometido que se planteó inicialmente como concienzudo investigador, probar que el enigmático rabino nacido Galilea fue realmente el Mesías, el Hijo de Dios vivo. 

La escena de la pasión clausura como un telón la vida de Jesús en medio de una gran confusión: las autoridades judías viendo al crucificado le hacían muecas diciendo: “A otros ha salvado, que se salve a sí mismo, si él es el Mesías”; los soldados romanos se burlaban de Jesús y acercándose le ofrecían vinagre y le decían: “Si tú eres el rey de los judíos, sálvate a ti mismo”; uno de los malhechores le insultaba diciendo: “Si tú eres el Mesías, sálvate a ti y a nosotros” y finalmente el buen ladrón fue el único que acertó a comprender el significado de ese momento y con una visión de fe que sobrepasas las fronteras de las apariencias y de los raciocinios imploró con profundo convencimiento: “Jesús, acuérdate de mí, cuando llegues a tu reino” (Lc. 23, 35-43).

 

No había consenso entonces y tampoco lo hay ahora. Cada cual busca su propio interés aferrándose a su tabla de salvación. Nos estamos ahogando en una crisis moral y financiera muy dura. Ahora mismo Irlanda y Portugal luchan por no quebrar y tener que recibir ayuda económica de la UE como le sucedió a Grecia. El Papa Benedicto XVI está urgiendo un profundo cambio del sistema financiero porque la brecha entre pobres y ricos se sigue abriendo con un significativo incremento de subdesarrollo; el acceso a la sanidad y seguridad pública es cada vez menor y la muerte se expande por imposibilidad de acceder a medicamentos y atenciones básicas. Estos son algunos elementos de una lista interminable de factores de riesgo.

 

¿Existe una carta de navegación que nos lleve a puerto seguro? Los sistemas económicos, sociales y políticos, pueden y deben converger en una visión compartida de la dignidad de la persona. Si no colocamos a la persona como el criterio de las acciones y decisiones, seguiremos dando tumbos a un alto costo. Chile ha dado magnífico ejemplo con el rescate de los mineros, se fortaleció la unidad nacional y dieron una hermosa lección de solidaridad.

¿Cuál es el problema? Que para descubrir al hombre, antes se tiene que descubrir a Dios. La propuesta de una “laicidad positiva” es el camino para unir los esfuerzos entre Iglesia y Estado, ya que los gobiernos no pueden ver en las confesiones religiosas a un enemigo, sino más bien, valorar y reconocer  la contribución positiva que éstas ofrecen para la vida de las personas. No podemos caer nuevamente en posturas anticlericales como ocurrió en las guerras civiles y mundiales del siglo pasado.

La solemnidad de Cristo Rey es una oportunidad para volver la mira a Cristo, el Hijo de Dios, para lograr el diálogo sincero y respetuoso entre las religiones del mundo por un lado y entre la fe y la razón por el otro, sólo así encontraremos el camino de la paz y la prosperidad.