Reflexiones Bíblicas

San Lucas 21,34-36

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J   

 

 

Evangelio: 

 

San Lucas 21,34-36

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Tened cuidado: no se os embote la mente con el vicio, la bebida y los agobios de la vida, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra. Estad siempre despiertos, pidiendo fuerza para escapar de todo lo que está por venir y manteneros en pie ante el Hijo del hombre."

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Amigo, cuando se hace lo que gusta a Dios, eso es oración, y es eso lo que me parece bello... Por encima de todo sé asiduo a la oración sin cansarte, tal como está escrito pues nuestro Señor dijo: «Orad sin cesar». Asiste con asiduidad a las vigilias, aleja de ti el sueño y la pesadez, permanece en vela día y noche sin desanimarte.
Voy a enseñarte los modos de oración: en efecto, está la oración de petición, la de acción de gracias y la alabanza; la de petición es cuando pedimos misericordia por nuestros pecados, la acción de gracias es cuando das gracias a tu Padre que está en los cielos, y la alabanza cuando le alabas por sus obras. Cuando estás en peligro, acude a la petición; cuando te sabes provisto de bienes dale gracias al que te los da; y cuando estás de buen humor, presenta la alabanza.

Todas tus plegarias debes presentarlas delante de Dios según las circunstancias. Fíjate en lo que el mismo David decía en todo momento: «Me levanto a medianoche a darte gracias por tus justos juicios» (Sl 118,62). Y en otro salmo dice también: «Alabad al Señor en el cielo, alabad al Señor en lo alto» (Sl 148,1). Y, finalmente, dice: «Bendigo al Señor en todo momento, su alabanza está siempre en mi boca» (sl 33,2). Porque no debes orar siempre de la misma manera sino según las circunstancias.

Y yo, amigo, estoy completamente convencido que todo lo que los hombres piden asiduamente, Dios se lo concede. Pero el que ofrece con hipocresía no es agradable al Señor, tal como está escrito: Al que hace oración, que se fije bien en si su ofrenda no tiene algún defecto, y si es así que la ofrezca seguidamente, pues de lo contrario su ofrenda quedará en tierra (cf Mt 5,23-24; Mc 11,25). Y, ¿qué es la ofrenda sino la oración?... En efecto, de todas las ofrendas, la oración pura es la mejor.

San Afraates (?- hacia 345), monje y obispo cerca de Mosul