Reflexiones Bíblicas

Domingo XIX del Tiempo Ordinario, Ciclo B

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J

 

 

INTRODUCCIÓN A LAS LECTURAS

1 Reyes 19, 4-8 Efesios 4, 30-5, 2 Juan 6, 41-51

EFESIOS. Esta lectura es la continuación de la exhortación apostólica que desciende a detalles, hablando de aquello que el cristiano debe evitar (aspecto negativo) o debe hacer (aspecto positivo). Así, el cristiano puede trabajar en la edificación de la iglesia y no entristecer al Espíritu rompiendo la unidad. Este modo de vivir encuentra su fundamento en aquello que Cristo ha realizado o el Padre ha cumplido por Cristo. Vivir de manera cristiana y vivir en el amor como Cristo y el Padre. Como el Padre perdona, así debe hacer el cristiano;. Como Cristo ama y se dona en sacrificio, así hace el cristiano. La unidad es fruto del sacrificio personal. El tema de la imitación de Dios, consecuencia y expresión de ser hijos suyos, revela la referencia evangélica de esta exhortación de Efesios.

El Espíritu es el elemento determinante del comportamiento cristiano. En línea con otros pasajes paulinos sobre el Espíritu, en éste su recepción se vincula (indirectamente) al bautismo.

JUAN. Cuando el evangelio de Juan fue escrito, los cristianos ya habían sido expulsados de la sinagoga. Había un áspero enfrentamiento entre los sectores mayoritarios judíos de la diáspora y los cristianos provenientes del paganismo y del judaísmo. Paganos y judíos ridiculizaban las expresiones de fe cristiana, como la eucaristía. Les parecían ritos estrambóticos y contradictorios. Para los paganos, romanos y griegos, la comunidad cristiana era vista como un grupo de pretenciosos que querían anunciar como buena noticia la muerte de un campesino anónimo y pobre. Para ellos, las buena noticias venían sólo del emperador y las autoridades que alegraban a sus súbditos con alguna regalía. Para los judíos, Jesús era sólo un profeta insignificante, hijo de un artesano y oriundo de un caserío miserable. Para ninguno de los dos grupos Jesús podía ser «el pan bajado del cielo».

Las comunidades cristianas debieron desde el comienzo pararse muy bien sobre los dos pies para defender con energía y convicción el significado de Jesús para la historia de la humanidad. La salvación no sólo provenía de los judíos, sino que venía de la gente pobre de Galilea que había descubierto en Jesús a su redentor. Jesús es pan bajado del cielo porque es capaz de comunicar esa vida en plenitud que viene sólo de Dios. Jesús es el camino hacia una humanidad fraterna, donde todos se reconocen iguales e hijos de la misma familia.