Reflexiones Bíblicas

Domingo XXV del Tiempo Ordinario, Ciclo C

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J 

 

 

INTRODUCCIÓN A LAS LECTURAS     

Amós 8, 4-7

Escuchad esto, los que exprimís al pobre, despojáis a los miserables, diciendo: "¿Cuándo pasará la luna nueva, para vender el trigo, y el sábado, para ofrecer el grano?"

Disminuís la medida, aumentáis el precio, usáis balanzas con trampa, compráis por dinero al pobre, al mísero por un par de sandalias, vendiendo hasta el salvado del trigo.

Jura el Señor por la gloria de Jacob que no olvidará jamás vuestras acciones.

Salmo responsorial: 112

R/Alabad al Señor, que alza al pobre.

Alabad, siervos del Señor, alabad el nombre del Señor. Bendito sea el nombre del Señor, ahora y por siempre. R.

El Señor se eleva sobre todos los pueblos, su gloria sobre los cielos. ¿Quién como el Señor, Dios nuestro, que se eleva en su trono y se abaja para mirar al cielo y a la tierra? R.

Levanta del polvo al desvalido, alza de la basura al pobre, para sentarlo con los príncipes, los príncipes de su pueblo. R.

1Timoteo 2, 1-8

Querido hermano:

Te ruego, lo primero de todo, que hagáis oraciones, plegarias, súplicas, acciones de gracias por todos los hombres, por los reyes y por todos los que ocupan cargos, para que podamos llevar una vida tranquila y apacible, con toda piedad y decoro.

Eso es bueno y grato ante los ojos de nuestro Salvador, Dios, que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad.

Pues Dios es uno, y uno solo es el mediador entre Dios y los hombres, el hombre Cristo Jesús, que se entregó en rescate por todos: este es el testimonio en el tiempo apropiado: para él estoy puesto como anunciador y apóstol -digo la verdad, no miento-, maestro de los gentiles en fe y verdad.

Quiero que sean los hombres los que recen en cualquier lugar, alzando las manos limpias de ira y divisiones.

Lucas 16, 1-13

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Un hombre rico tenía un administrador, y le llegó la denuncia de que derrochaba sus bienes.

Entonces lo llamó y le dijo: "¿Qué es eso que me cuentan de ti? Entrégame el balance de tu gestión, porque quedas despedido."

El administrador se puso a echar sus cálculos:

"¿Qué voy a hacer ahora que mi amo me quita el empleo? Para cavar no tengo fuerzas; mendigar me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer para que, cuando me echen de la administración, encuentre quien me reciba en su casa. "

Fue llamando uno a uno a los deudores de su amo y dijo al primero: "¿Cuánto debes a mi amo?"

Éste respondió: "Cien barriles de aceite."

Él le dijo: "Aquí está tu recibo; aprisa, siéntate y escribe cincuenta."

Luego dijo a otro: "Y tú, ¿cuánto debes?"

Él contestó: "Cien fanegas de trigo."

Le dijo: "Aquí está tu recibo, escribe ochenta."

Y el amo felicitó al administrador injusto, por la astucia con que había procedido. Ciertamente, los hijos de este mundo son más astutos con su gente que los hijos de la luz.

Y yo os digo: ganaos amigos con el dinero injusto, para que, cuando os falte, os reciban en las moradas eternas.

El que es de fiar en lo menudo también en lo importante es de fiar; el que no es honrado en lo menudo tampoco en lo importante es honrado.

Si no fuisteis de fiar en el injusto dinero, ¿quién os confiará lo que vale de veras? Si no fuisteis de fiar en lo ajeno, ¿lo vuestro, quién os lo dará?

Ningún siervo puede servir a dos amos, porque, o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero."

COMENTARIOS

AMÓS. La lectura del profeta Amós es una denuncia contra este mundo injusto en el que unos exprimen a los otros y los despojan de lo que necesitan para vivir. Dios se pone de parte del débil y denuncia esa injusticia estructural. Por eso san Pablo ruega que se hagan oraciones por los que detentan el poder, que lleva anejo también el dinero, para que no triunfe nunca la fuerza, la agresión, la represión y la injusticia de unos hacia otros. Dios quiere que todos se salven, salvación que comienza en esta vida por tener lo necesario para vivir y desarrollarse como personas, algo de lo que carece una inmensa multitud de este mundo. Ojalá que un día podamos rezar todos "alzando las manos limpias de ira y divisiones".

LUCAS. Los administradores no recibían en Palestina un sueldo por su gestión, sino que vivían de la comisión que cobraban, poniendo con frecuencia intereses desorbitados a los acreedores. La actuación de administrador debe entenderse así: el que debía cien barriles de aceite había recibido prestados cincuenta nada más, los otros cincuenta eran la comisión correspondiente a la que el administrador renuncia con tal de granjearse amigos para el futuro. Renunciando a su comisión, el administrador no lesiona en nada los intereses de su amo. De ahí que el amo lo felicite por saber garantizarse el futuro dando el "injusto dinero" a sus acreedores.

Según el evangelio, la generosidad es una manera de desbancar la ambición. Es remedio para muchos males. Ser generoso contrarresta la tendencia innata a acumular, abre la puerta al compromiso de aportar todos los medios posibles para luchar contra la desigualdad. Las personas generosas, las que llegan a entregar el corazón, hacen no solamente que no todo esté perdido, sino que el futuro sea más pleno y halagüeño.

Una comunidad creyente que no ha aprendido el camino de la generosidad desdibuja el rostro del Jesús evangélico. El injusto dinero, como encarnación de la escala de valores de la sociedad civil, sirve de piedra de toque para ensayar la disponibilidad del discípulo a poner al servicio de los demás lo que de hecho no es suyo, sino que se lo ha apropiado en detrimento de los desposeídos y marginados.