Reflexiones Bíblicas

San Juan 10,11-18

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J

 

 

En aquel tiempo, dijo Jesús: "Yo soy el buen Pastor. El buen pastor da la vida por las ovejas; el asalariado, que no es pastor ni dueño de las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; y el lobo hace estrago y las dispersa; y es que a un asalariado no le importan las ovejas. Yo soy el buen Pastor, que conozco a las mías, y las mías me conocen, igual que el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por las ovejas. Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; también a ésas las tengo que traer, y escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño, un solo Pastor. Por esto me ama el Padre, porque yo entrego mi vida para poder recuperarla. Nadie me la quita, sino que yo la entrego libremente. Tengo poder para entregarla y tengo poder para recuperarla: este mandato he recibido de mi Padre."

COMENTARIOS

Jesús se define como el "buen Pastor", por una característica fundamental: "da la vida por sus ovejas". He aquí una buena clave de comportamiento cristiano para todos los que tienen alguna responsabilidad como pastores: padres y madres de familia, maestros y maestras, dirigentes religiosos, políticos y económicos, etc. En contraposición al pastor está el asalariado, quien al menor conflicto abandona las ovejas, pensando sólo en su propia seguridad e intereses. Resultado, llega el lobo y las ovejas tienen que dispersarse. Los asalariados representan a las autoridades de Israel, quienes habían hecho de la religión y el Templo una "cueva de bandidos", una forma de aumentar su fortuna y su poder. Vivían cada vez más separados de la realidad del pueblo, al que hacían distante y controlaban a través del cumplimiento de innumerables leyes. Su falta de amor y compromiso por las ovejas, permitía que el lobo del imperio romano, dispersara y oprimiera a un pueblo cada vez más pobre y humillado por los tributos y la falta de libertad. ¿Y nosotros, somos pastores o asalariados?. Otra característica del "buen pastor" es que conoce las ovejas y las ovejas lo conocen a él. Sin duda, las autoridades religiosas de Israel y los poderosos de hoy, no conocen las ovejas y muchos menos los conocen a ellos, porque no tienen tiempo de pensar en los demás sino en sus egoístas intereses. El buen pastor no discrimina sino que invita, no excluye sino que incluye, no rechaza sino que acoge.