Reflexiones Bíblicas
San Mateo 9,9-13Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J
En aquel tiempo, vio Jesús al pasar a un hombre
llamado Mateo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: "Sígueme." Él
se levantó y lo siguió. Y, estando en la mesa en casa de Mateo, muchos
publicanos y pecadores, que habían acudido, se sentaron con Jesús y sus
discípulos. Los fariseos, al verlo, preguntaron a los discípulos: "¿Cómo es que
vuestro maestro come con publicanos y pecadores?" Jesús lo oyó y dijo: "No
tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. Andad, aprended lo que
significa "misericordia quiero y no sacrificios": que no he venido a llamar a
los justos, sino a los pecadores."
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"Se levantó y le siguió." La concisión de la frase pone claramente en evidencia
la prontitud de Mateo en responder a la llamada. Eso significaba para él el
abandono de todo, sobre todo de lo que era para él una fuente segura de
ganancias, aunque a menudo fuera injusta y deshonrosa. Es evidente que Mateo
comprendió que la familiaridad con Jesús no le permitía seguir practicando una
actividad que Dios no aprobaba. Es fácil captar la aplicación que se puede hacer
para el momento presente: también hoy, estar atado a cosas incompatibles con el
seguimiento de Jesús, -como es el caso de riquezas deshonestas- no es admisible.
Una vez llegó a decir, sin rodeos: "Si quieres ser perfecto, ves, vende lo que
tienes, dáselo a los pobres y tendrás un tesoro en el cielo. Después, ven y
sígueme". Es exactamente lo que ha hecho Mateo: "se levantó y le siguió". En
este "se levantó", se puede muy bien leer el rechazo a una situación de pecado
y, al mismo tiempo, la adhesión a una nueva existencia, recta, en comunión con
Jesús.
Papa Benedicto XVI