Lucas 17, 26-37 

"El que pierda su vida, la recobrará"

Autor: Padre Juan José Palomino del Alamo

 

 

Hablábamos ayer sobre el Día de la Resurrección de Jesús. Hoy nos corresponde hablar sobre el Día de su Revelación. Para entendernos mejor:

1° Distinguimos:

- Dos analogías del Antiguo Testamento, aplicadas al Día de la revelación de Jesús: 

Irresponsabilidad de los contemporáneos de Noé ante el Diluvio, que se les venía encima, y los de Lot, ante la inminencia de la destrucción de Sodoma y Gomorra. No les hacen caso, se burlan de ellos, se dedican a la "buena vida", lo despilfarran todo. ¿Consecuencias? Tienen una muerte funesta.

- Actitudes a asumir ese Día: nos señala el ejemplo de la mujer, que está en la azotea (se le insiste 

en que no baje de la casa) y del que está en el campo (se le dice "que no vuelva").

- Pregunta sobre el dónde/cuándo/cómo se manifestará el Hijo del hombre. Para la respuesta

se sirve Jesús de un dicho popular, como respuesta indirecta, que les da: "Donde aparezca el Hijo

del hombre, allí estarán sus discípulos". Jesús mismo es el "dónde". Y no ofrece una cronología 

de los hechos, sino más bien una "escatología", es decir, no se nos revela la lógica del tiempo

sino la lógica de lo último, que es lo más fundamental de nuestra historia.

2° Nuestra reflexión hoy: Los seguidores de Jesús debemos descubrir que es "aquí y ahora", en el presente y en el esfuerzo de cada momento donde podemos llegar a una realización plena de salvación. Porque, si entendemos el "aquí y ahora" como oportunidad de salvación, no viviremos despreocupados dedicándonos a una vida ligh dejándonos arrastrar por los contravalores vigentes. Así no volveremos la mirada, "no daríamos marcha atrás" -decimos hoy- como la mujer de Lot, abandonando el seguimiento de Jesús, porque la tarea, que el buen Dios ha puesto en nuestras manos es urgente y no admite dilación alguna.

León Felipe lo dijo bellamente con estos versos:

"Aquí vino / y se fue. / Vino, nos mandó una tarea / y se fue.

El, que lo sabe todo, / sabe que estando solos, / sin dioses que nos miren,

trabajamos mejor. / Detrás de ti no hay nadie. Nadie,

ni un maestro, ni un amo, ni un patrón. / Pero tuyo es el tiempo.

El tiempo y esa GUBIA / con que Dios comenzó la creación."

Recordar también que Jesús nos dice: "Vosotros marcáis mi hora. / comienza vuestra tarea".

Seguiremos así la invitación de Jesús en el evangelio de hoy, tomando en serio lo único, que tenemos: "LA VIDA".