Lucas 18, 1-8 

"Dios hará justicia a sus elegidos"

Autor: Padre Juan José Palomino del Alamo

 

 

En Israel los pobres contaban casi sólo como fuerza de trabajo; apenas nada como sujetos de derechos. Es verdad que 
la Ley defendía "al huérfano, a la viuda, al extranjero, al pobre y al desvalido". Pero la práctica de esta ley dependía de la 
voluntad del poderoso, que exprimía y explotaba. 

Analizamos ahora más despacio el evangelio de hoy:

1° Seguimos "en camino" hacia Jerusalén. Jesús aprovecha este viaje para seguir instruyendo a los Apóstoles. Después del pequeño apocalipsis/manifestación, que nos relataba el evangelio de ayer, tocamos hoy un tema eclesial sirviéndonos de la parábola del juez inicuo y la viuda importuna. Por esta viuda vemos cómo:

- Dios hace justicia a los pobres y humildes, liberándolos de la pobreza y opresión.

- Los niños y los pobres entran así en el Reino de Dios.

2° En la parábola nos inculca Jesús la necesidad de orar y clamar con perseverancia, persistencia y tenacidad ante Dios. 

Y nos presenta, como ejemplo, a una viuda, que representa a pobres, huérfanos, extranjeros, etc. La viuda, está claro, 
no tiene marido. Sabemos que en las sociedades patriarcales sólo los hombres tienen derechos. El huérfano no tiene poder 
y el extranjero no tiene a nadie en el país. Son los que no tienen a nadie los defendidos por Jesús. Con frecuencia, en esta línea preferencial nos muestra Lucas al pobre, como modelo de oración.

3° Aparece un juez, que tenía autoridad para arreglar los asuntos sociales de la ciudad. Se trata aquí de un juez corrupto, 
que no teme a Dios ni respeta a las personas. Resultaba trágico para los pobres.

Aparece también el mismo Dios, presentado, no como un juez, sino como el que hace justicia liberando de la pobreza
y opresión. Y nos recuerda que, aunque no lo sintamos, en medio del combate de cada día, Dios está con nosotros. Y 
si el juez inicuo termina por hacer justicia para librarse de la viuda, ¿no hará justicia Dios a sus elegidos, si claman a El 
día y noche? Está claro que esta actitud de Dios nos exige a nosotros que renovemos nuestro compromiso con la justicia.

4° En los momentos de persecución personal, cruel y violenta, no podemos ni desfallecer, ni tirar la toalla, sino seguir orando, orando (Dios siempre escucha el clamor del pueblo oprimido). Y nos vendrá la fuerza/gracia del Espíritu para seguir luchando por la justicia y nos mantendrá viva la confianza en el Dios que nos salva y que, al final, hará justicia.

Este soneto de Casaldaliga, dedicado a Leonardo Boff, todo un luchador incombustible, nos sirve:

"Dice el Señor: 'Yo vengo y no tardo'. / Y el viento sigue desanclando naves.

Hablemos de ESPERANZA, Leonardo, / contra toda esperanza, como sabes.

Entre Roma y Asís está el Calvario, / y el Huerto y la sorpresa de María,

y todo un Continente solidario, / con nuestra fe y nuestra teología.

Por tantos, que nos sirven, y por tantos, / que han acrecido con su dura suerte

la herencia de los pobres y los santos.

Porque creemos que su Reino avanza / más allá del pecado y de la muerte,

HABLEMOS Y VIVAMOS DE ESPERANZA, LEONARDO.