Marcos 13, 33-37 

"Velad, pues no sabéis cuándo vendrá el dueño"

Autor: Padre Juan José Palomino del Alamo

 

 

Comenzamos el Tiempo de Adviento preparándonos al nacimiento y manifestación de Jesucristo. Adviento significa "venida", "llegada". Celebraremos en Navidad la primera venida del Verbo de Dios, que nace Belén y al que llamamos Jesús.

Son días de esperanza, de intensa escucha de la Palabra de Dios, un Dios que se nos manifestará en la voz de los profetas, especialmente de Isaías. Días de recogimiento y oración, de alegría contenida, evitando excesos a los que nos invita la propaganda comercial. Por la conversión del corazón nos disponemos a abrirle las puertas a un Dios, que se hace Niño, que nace en nosotros, teniéndolas abiertas siempre a todos los herman@s.

El evangelio de hoy pertenece al "discurso escatológico", es decir, a la colección de dichos y enseñanzas de Jesús acerca del sentido final del mundo y de la historia, y que ocupan los capítulos del 23 al 25 del evangelio de Mateo.

Siguiendo fundamentalmente a Burgaleta, éste podría ser nuestro pregón/anuncio del Adviento'2004:

"¡Estad en vela! Vivid en tensión, como el centinela, que vigila el horizonte desde la atalaya.

¡Vigilad en medio de la noche! ¡No durmáis más! Ha llegado el momento de alumbrar la nueva humanidad-

No seáis como la gente, que vive despistada. En tiempos de Noé comían y bebían sin caer en la cuenta del juicio (diluvio) inminente.

¡No viváis en la inopia! ¡Desterrad la negligencia! Están sonando ya los timbres de la historia y en el corazón de cada hombre llaman sin cesar los despertadores.

La Palabra de Dios nos llama con ardor y nos anuncia que Dios nos ama. Tendremos que romper la dispersión en que vivimos y volver de los caminos, en los que nos vemos perdidos. Así, mirando en una sola dirección, recuperaremos la unidad y creceremos como personas.

¡Vigilad! Aquello, que esperábamos, está llamando a la puerta. Dios está ya aquí. En ti y en mí: presente en los caminos de la historia. Y nos invita a encontrar la vida y desarrollarla en plenitud.

¡Estad atentos y no os despistéis!, porque es esta misma vida la que Dios salva.

¡Estad en vela!: Dios está aquí. Quien acoge a un necesitado, a Dios mismo abre sus entrañas.

Recordemos estas palabras del Cardenal Suenens:

"Esperar no es soñar, sino el modo de transformar el sueño en realidad.

¡Felices los que tienen la audacia de soñar y están dispuestos a pagar el precio necesario

para que su sueño tome cuerpo en la historia de los hombres."