Lucas 10, 21-24 

"Has escondido estas cosas a los sabios"

Autor: Padre Juan José Palomino del Alamo

 

 

Primero agradece Jesús al Padre por haber dado dones abundantes a los "pequeños". La obra del Reino la ha ocultado
el Padre de los cielos a los "poderosos" y "señores" de este mundo. A estos últimos no se les ha revelado las maravillas
del amor de Dios y sí se les ha revelado a los humillados y sencillos, a los marginados y excluidos de la sociedad.

Jesús declara que los pobres han podido comprender los valores del reino, porque se han sentido alejados de Dios,
porque creen que no son dignos de merecer tan grato regalo de sentirse amado por el Dios de los dioses y señor de señores.

Mientras que los "sabios" e "inteligentes" -según la lógica humana- se creen estar muy cerca de Dios, porque lo estudiado
en los libros o detectan el poder religioso... Esos no pueden comprender nada, porque su orgullo les ciega la vista.

Para comprender el misterio del reino, no hace falta mucha inteligencia, sino mucho corazón. A la fe no se llega con
razonamientos lógicos, sino por la vivencia de la confianza y el amor.

Los pobres de nuestras ciudades y de nuestros campos siguen siendo los elegidos, los predilectos de Dios. Por eso, para
conocer a Dios mejor, siempre será necesario un contacto con los pobres, que son un "sacramento" especial de Dios.

Todos los cristianos, como por inclinación familiar, "de raza", debemos tener esa proclividad, ese amor a los pobres, precisamente por amor a Dios. Hoy, como entonces, la comunidad cristiana está llamada a abrirse a la acción de Dios
para hacer efectiva la presencia de Jesús entre los seres humanos. Asistimos al nacimiento de muchos movimientos
religiosos, que se saltan olímpicamente la relevancia de Jesús y la reemplazan por espiritualismos de poco vuelo y nulo
compromiso. Cambian el núcleo de la fe por cualquier ideología o ilusión creyendo que con hacer fácil la religión
y ponerle estrategias publicitarias hacen un gran aporte al cristianismo. El evangelio, por el contrario, nos invita
a tomarnos a Jesús en serio y a valorarlo como el tesoro hallado en el campo. por él damos todo y vibramos de
alegria.