Mateo 22, 1-14 

"A todos los que encontréis, convidadlos a la boda" 

Autor: Padre Juan José Palomino del Alamo

 

 

Buen compendio de la Historia de la Salvación, en forma de alegoría, el que nos ofrece hoy Mateo. 

Y es sólo Mateo el que, a la imagen de los invitados, agrega la del que se presenta "sin el traje de boda".

Ha venido Jesús a inaugurar el tiempo del Reino, pero lo han rechazado antes muchos invitados.

Alude Jesús en la parábola a la práctica común de entonces: la invitación era todo un ritual, ya que no eran banquetes abiertos a todos sinó sólo a los invitados personalmente.

Veamos el desarrollo de la parábola:

Por tres veces invita el Rey a la boda de su hijo y recibe otras tantas respuestas negativas:

- unos, simplemente no van y no dan razón alguna;

- otros, desprecian la invitación y se dedican a cuidar de sus bienes propios;

- otros, llenos de cólera, maltratan a los mensajeros y hasta se atreven a asesinarlos.

El Rey, entristecido, sentencia: "No se merecían la invitación los dirigentes de Israel." Y reacciona en positivo, invitando a todos: sin límites de nación, raza, condición social, ni siquiera de comportamiento, ya que entre los reunidos hay buenos y malos. Eso sí, exige un cambio, una conversión a mejor. Esta vez, en concreto, exige entrar vestido con el traje de boda. Por eso, al entrar en la sala y ver a uno sin el traje se lo recrimina. El acusado se siente culpable, pues no da razón alguna de su conducta. De este modo queda excluido por su culpa.

Con ello nos advierte Jesús que debemos vivir en coherencia con nuestra fe, multiplicando los gestos de servicio/entrega de amor en favor de los más pequeños de la tierra. Si no lo hacemos, seremos rechazados como Israel. El Señor sigue invitando a los más marginados.

La parábola tiene un valor perenne y universal. Muestra, primero, que todos son invitados al banquete de bodas del Mesías/Rey. Muchos rechazan la invitación por diversos motivos. Un hombre, que no tiene traje de boda. es alguien que no está dispuesto a cambiar. El traje de boda significa "obras de justicia", que cada uno debe realizar. Cuando venga el Rey, se hará la separación definitiva de buenos y malos. Participamos nosotros en el banquete de la Eucaristía, anticipo 
del banquete eterno.

Hoy sigue siendo verdad que los sabios y entendidos suelen rechazar la Buena Noticia, mientras que los pobres y excluidos se abren a la esperanza. Y, al final, entrarán en el Banquete y gozarán para siempre. 

¿Cuál es nuestro atuendo? ¿Con qué obras nos presentamos? ¿A qué grupo de invitados nos asemejamos nosotros? ¿Qué actitud asumimos ante la invitación a participa del Reino? Jesús nos recuerda que los escogidos son los que responden con fidelidad a la llamada.

¿NOS APUNTAMOS?