Juan 6, 41-51

"El que coma de este pan vivirá para siempre"

Autor: Padre Juan José Palomino del Alamo

 

 

Seguimos hoy con el "Discurso del Pan de Vida", que ocupa todo el capítulo sexto de Juan.
En una nueva declaración solemne, Jesús hace una contraposición entre comer el maná y morir, y 
comer el pan de vida de Jesús. En el fondo, es una nueva denuncia frente a la falsedad de la ley.
En efecto, quienes consideraban la Ley como fuente de vida, la llamaban "pan", pero en la práctica,
terminó siendo un instrumento de muerte. El problema radicaba en que a una mediación se le había
dado un valor absoluto, pues parecía que quien salvaba no era Dios sino la Ley. El mensaje de Jesús
es claro: no es la Ley, sino el Pan de vida el único, que nos da vida eterna.


"El pan del cielo", que se refería al maná, indica ahora el pan multiplicado por Jesús y aun el mismo
Jesús, que nos da su propia existencia.


Y "comer", que se refería a ingerir alimentos, significa ahora "aceptar a Jesús" en su condición 
humana y divina, siempre liberadora. De donde se deduce que el pan, que Jesús multiplica, es ahora 
"su cuerpo", "su existencia entregada"; y "vivir" es "adquirir interiormente una nueva realidad", 
que ya no puede morir.


Se pone a Jesús como punto de llegada, porque en El pueden verse colmadas todas las 
aspiraciones del ser humano, y no es sólo la imagen del pan. Jesús se ha mostrado igualmente 
como el Camino, la Verdad y la Vida: Pan vivo y verdadero, que ha bajado del cielo. Así 
establecemos el punto de contacto real y efectivo con Jesús, aunque la iniciativa, en última instancia,
nos viene del Padre. Porque Jesús no se proclama a sí mismo, sino que El proclama el Proyecto del
Padre. Para hacer nuestro este Proyecto debemos asemejarnos a Jesús en plenitud, alimentarnos 
de El y encarnarlo a El en la vida.


La comunidad cristiana debe encarnar el espíritu de vida de Jesús. Para eso, es necesario comerlo, 
digerirlo y transmitir a los demás el Proyecto del Padre, como alimento único para la vida del mundo.
El mensaje de Jesús es claro: no es la ley, sino el pan de vida el único capaz de dar la vida eterna.
A los requisitos de "ver y creer" para adherirse al Proyecto de Jesús, se ańade el del "comer 
el pan o la carne", entregado por la vida del mundo. Comer a Jesús es sentirlo en la intimidad de
nuestro corazón. Sólo así seremos fuente de vida para nuestros hermanos.
La sabiduría de Cristo nos da la vida en plenitud, que es el AMOR.