Marcos 13, 24-32 

"Reunirá a sus elegidos de los cuatro vientos"

Autor: Padre Juan José Palomino del Alamo

 

 

Creían los primeros cristianos que el momento final de los tiempos estaba cerca, que la venida última
del Señor era inminente. De ahí la llamada urgente a la vigilancia, pues la gran tribulación descrita
apocalípticamente estaba ahí no más, "a la vuelta de la esquina", como decimos vulgarmente. La
caída de las estrellas, el sol hecho tinieblas y la luna oscuridad... nos indican el fin del orden viejo para
dar paso al nuevo.


Avancemos con la ayuda de las reflexiones de Jesús Burgaleta:
"Habrá que repetirlo muchas veces. Lo hemos estado celebrando una y otra vez a lo largo de este año:
EL FINAL ESTA YA AQUI.


El futuro ha comenzado desde el mismo instante en que el mundo empezó a existir y el hombre a
respirar. Esto es lo que nos anuncia Jesús: No hay otra cosa que esperar que la culminación de lo que
hemos comenzado a vivir. Por lo tanto, lo que importa es vivir, trabajar, edificar esta historia, potenciar
lo que tenemos. En la medida en que crece lo que ya estamos llamados a ser, estamos adelantando
el futuro al presente.


Hay que salir del círculo de tanta alienación. Lo que esperamos, se nos está dando ya, si lo queremos
recibir. El futuro no está fuera del presente, sino que es la posibilidad, que encierra el ahora, que
estamos viviendo. Nuestra vida puede comenzar ya a ser la vida definitiva y nuestro mundo puede ya a
ser edificado como el mundo nuevo. Dios no está más alla, está aquí. El Reino de Dios no está en
el límite de la historia, sino entre nosotros. La oportunidad para los hombres no está por llegar, ya se
nos ha dado. El final ya no existe; estamos en él. Sólo aguardamos su plenitud o culminación.


Hay que abrir bien los ojos y colocarnos en la realidad. Los signos del futuro, supuesto que estamos
en él, están presentes en cada generación. En cada momento esán brotando las yemas de la higuera
y podemos comprender que es el tiempo de la primavera, para llenarse de savia, de luz, de vida, de
flores y de frutos. A las puertas de cada generación está llamando la oportunidad de construir la vida,
que se nos ha dado. El Reino de Dios está a la puerta. No pasa ninguna generación -sea del tiempo
que sea- sin que esto ocurra.¡ES NUESTRA GRAN OPORTUNIDAD! La semilla de la creación esá en
la espiga final. Esperar es desarrollar el grano hasta llegar a la plenitud de la cosecha


En cada Eucaristía anunciamos la muerte y resurrección de Jesús hasta que él venga. Anunciamos
y vivimos, que en medio de la historia está presente lo nuevo, lo que se esperaba o se espera, la vida
definitiva, el futuro. Y está aquí, a pesar de la muerte, la destrucción y la limitación. A pesar del mal.
Comulgamos con la vida que esperamos plenificar."