Lucas 21, 25-28. 34-36 

"Se acerca vuestra liberación"

Autor: Padre Juan José Palomino del Alamo

 

 

Comenzamos el Año Litúrgico (Ciclo C), con una preciosa síntesis de la espiritualidad del Adviento,
que hoy nos ofrece Lucas en el evangelio: cercanía y espera, venida de Dios y esperanza. El final
sabe a liberación para el seguidor de Jesús, que -contando con la presencia de tinieblas, desconciertos
etcétera- mantiene intacta su confianza en el sentido último y positivo de la historia. Será capaz así de
leer los signos de los tiempos y descubrir las llamadas y la presencia de Dios en los acontecimientos.
1° Llega la liberación: Resulta difícil el texto del evangelio de hoy:
a) Ya antes nos ha hablado Lucas del asedio y destrucción de Jerusalén. Da un paso más y
habla ahora de la parusía, es decir, de la segunda venida de Jesús, con un lenguaje adaptado a la
cultura de su tiempo. Esta segunda venida del Señor nos manifiesta cómo aparecerá a plena luz la
verdad, hasta entonces oculta. Así nos conoceremos mejor.
b) Todo esto no debe llevarnos al terror, miedo, angustia, espanto, etc., sino todo lo contrario:
llenarnos de ánimo, porque "nuestra liberación está cerca". Pero no, por ello, debemos caer en una
esperanza pasiva. Antes, al contrario, debe primar en nosotros la vigilancia, que nos exigirá estar
atentos a los signos de los tiempos, en los que nos manifestará la presencia del Señor. La oración
constante, humilde y confiada nos revela la gratuidad del amor de Dios y la exigencia de justicia, 
que da sentido a la esperanza.
c) El mensaje liberador de Jesús no nos evita la inseguridad ni los problemas, pero nos 
enseña cómo podemos salvarlos. Para poder estar alerta siempre y vigilantes, tenemos que ser 
dóciles al Espíritu teniendo un corazón limpio. Entonces sentiremos la llamada a la conversión. La
Iglesia quiere que reavivemos nuestra esperanza en Jesús, nuestro Liberador.
2° Amor y justicia: En este Domingo I de Adviento, con el que iniciamos la preparación a la Navidad,
el Evangelio nos lleva a una reflexión sobre la segunda venida del Señor. Un adviento nos lleva al 
otro y entre los dos transcurre el tiempo de la comunidad cristiana, que debe comprometerse en hacer
un mundo nuevo, en el que reine "el amor y la justicia", la fraternidad y la paz: único camino para
hacer presente el Reino de Dios.


IMPORTANTE: Esto no se conseguirá "si no sobreabunda el amor", es decir, la entrega generosa y
gratuita de cuantos nos decimos seguidores de Jesús a los más débiles y empobrecidos de la tierra.