Lucas 12, 35-38 

"Dichosos los que el Señor encuentre en vela"

Autor: Padre Juan José Palomino del Alamo

 

 

La gente está obsesionada por el comer, el vestir, el techo. Para que descubran que existe una jerarquía
de valores distinta en la vida del hombre, hace Jesús estas recomendaciones. Así podrán entrar en otra
dinámica: la vida es más que el alimento y el cuerpo. vale más que el vestido, pues es la vida el valor
supremo. Lo material es necesario, pero debe estar siempre al servicio de todos.


¿Que cómo llegará el discípulo a tener esa vida en plenitud? Estos son los pasos, según Jesús, para
llegar a esa plenitud de vida.
Jesús desarrolla la comparación del sirviente, que espera la vuelta de su "señor". Este sirviente
contrapone al rico preocupado por una vida larga y cómoda. El sirviente trabaja para su "señor", que es
Dios. El rico sólo para sí.


"¡Felices los sirvientes que el Señor encuentre en vela!"
- "En vela", preocupados por lo que será el mundo del mañana.
- "En vela", es decir, tener la conciencia en la verdad no llamando al bien mal y al mal bien.
- "En vela", no dándonos la absolución por consentir el mal y acobardarnos frente a la injusticia.
- "En vela", como actitud de vigilancia y esperanza activas, que nos conducen al camino del servicio.
- "En vela", teniendo el oído atento y el corazón abierto al timbre de la puerta para quien necesite de
nosotros.


San Lucas ve en sus comunidades el peligro de dejar caer la tensión, la vigilancia, y no trabajar. Y,
ociosos, esperar el final que creen próximo. Cuando se espera por largo tiempo y no ocurre nada,
podemos fácilmente caer en la desilusión y rutina diarias.


La parábola de los sirvientes, que esperan a su "señor", que regresa de la fiesta de bodas, es como
una fuerte llamada a una genuina actitud de vigilancia constante. Cuanta más larga e incierta es la
espera, tanto más es necesaria una vigilancia perseverante.