Marcos 10, 46-52 

"Maestro, haz que pueda ver"

Autor: Padre Juan José Palomino del Alamo

 

 

Marcos 10, 46-52 "Maestro, haz que pueda ver"
Nos describe el evangelio de hoy el relato vivaz y enternecedor, cargado de un sentido profundo 
en su aparente sencillez, de la curación del ciego Bartimeo. 


Resumo el Comentario del "Bíblico 2000", que me parece espléndido:
Como el ciego Bartimeo, nosotros
-vivimos al borde del camino: y así no podemos muchas veces caminar como quisiéramos;
-somos un poco ciegos: y así no podemos ver con claridad en medio de tanta turbulencia;
-y mendigos: y así no disponemos de lo más necesario.
Pero pertenecemos a otra cultura, que mira a otra parte: que invierte y se divierte, pero no se convierte
sino que más bien se pervierte. Y hoy nos enseña el ciego Bartimeo el camino de la fe, toda una
aventura en el encuentro con Jesús, que nos sana.


Recordemos el itinerario, que sigue Bartimeo, para que lo llevemos cada uno de nosotros a nuestra
propia vida. Estos son los pasos:
1° Un grito de auxilio. ¿Cuáles son nuestros gritos? ¿Pedimos misericordia o nos contentamos con
luchar por una mejor calidad de vida? Detrás de muchas de nuestras zozobras, de nuestras
preocupaciones por encontrar relaciones afectivas satisfactorias, un trabajo estable, una mayor armonía
social, hay con frecuencia un verdadero clamor. Aspiramos a que nuestras heridas sean curadas.
Deseamos ver,
2° Viene luego la llamada de Jesús a través de sus muchas mediaciones (atención, porque el texto de
Marcos dice expresamente que "lo mandó llamar") ¿Cuáles son hoy las mediaciones a través de las
que Jesús nos llama? ¿Qué acontecimientos constituyen hoy para nosotros la voz de Jesús?
3° Cuando uno se siente interpelado por él, entonces suelta, salta y se acerca. Estos tres verbos 
indican tres aspectos de la aventura de la fe: soltar todas las amarras (prejuicios, hábitos dañinos,
actitudes de autosuficiencia), saltar (dejarse estremecer por la sorpresa, experimentar la alegría de ser
mirado y llamado por Jesús, disfrutar de su presencia) y acercarse (ponerse a tiro, sentirse inundado
por su cercanía).
4° La confianza en Jesús produce la curación. Consiste en una nueva capacidad para ver la realidad
como él la ve, para reconocerlo como Maestro, para poder plantear la vida como un seguimiento.
El camino se convierte en una aventura apasionante para aquellos que durante mucho tiempo no han
podido caminar, como el ciego Bartimeo.
Pedimos al Señor que sepamos reconocer su acción salvífica con nosotros y nos ayude a vivir en
positivo, haciendo nuestro el salmo, que hoy cantamos: "El Señor ha estado grande con nosotros;
por eso estamos alegres".