Lucas 6, 12-19 

Fiesta de San Simón y San Judas Tadeo, Apóstoles

Autor: Padre Juan José Palomino del Alamo

 

 

Elige Jesús a los DOCE, como "grupo de apoyo para realizar la misión. No eran los únicos. Junto a
ellos estaba el grupo de los SETENTA Y DOS, que representaba a la comunidad más amplia de los 
discípul@s. Los DOCE son símbolo del nuevo pueblo de Dios. Pueblo, constituido por personas
sencillas y rudas, gente con más buena voluntad que grandes conocimientos". Pescadores, unos;
artesanos, otros; antiguos empleados de roma, otros, etc. Y, entre ellos, el revoltoso Simón el Zelota
y Judas Tadeo. Hoy celebramos la fiesta de ambos. 


Los dos son parientes de Jesús. A Simón se le llama "Zelota", el celoso (lo tomaba todo muy a pecho)
y también "el Cananeo", por su procedencia. A Judas se le llama Tadeo (para distinguirlo de Judas
Iscariote, (el traidor) y es hermano de Santiago el Menor.


Son unos personajes silenciosos entre los seguidores de Jesús. Seguro que no entendían bien lo que
Jesús iba haciendo, cuando los llamó, ni cuando le seguían como miembros de LOS DOCE. No fueron
capaces de estar junto a la Cruz del Señor, como Juan y las mujeres, mal llamadas débiles. Ni entendía
a Jesús ni seguían su ritmo. Pero Jesús creyó en ellos y en los efectos de la gracia del Padre Dios.
De ellos y de su predicación hemos recibido el don de la fe. Y a ellos, que son personas muy normales
y corrientes -como nosotros- los convierte Jesús en fundamento de su Iglesia.


Hay mucho que decir sobre el silencio por el que transcurren las vidas de Simón y Judas Tadeo. El
silencio da profundidad. No ostentan cargos ni títulos ni aparecen liderando comunidades. La sencillez
de vida, el servicio solidario, su humilde presencia en la comunidad, etc... van dejando la huella
imborrable de personas buenas.


Cuánta necesidad tenemos en nuestras Comunidades de contar con personas amables y discretas con
las que todos se sienten bien. Sin la presencia de Simón y Judas Tadeo, el Nuevo Testamento sería más
pobre. Y nos resultaría difícil a nosotros vernos en él. Judas, en su carta, nos advierte contra los falsos
maestros: "Estos son los que mancillan vuestros ágaoes, cuando con vosotros coquetean sin recato,
hombres que se apacientan a sí mismos, nubes sin agua que los vientos se llevan, árboles de otoño
que fenecen desprovistos de fruto, dos veces muertos, arrancados de raíz".