Lucas 13, 22-30 

"Entrar por la puerta estrecha"

Autor: Padre Juan José Palomino del Alamo

 

 

Nos dominan la curiosidad y las cifras, los números. "¿Cuántos serán los que salven?" Muchos?
Pocos? Y fácilmente nos fiamos de presuntas apariciones (que pretenden aclararlo todo) y de no menos
presuntas revelaciones. Así nos luce el pelo, entretenidos en descifrar estos modernos crucigramas. 
A Jesús le parece una pregunta inútil. Y no alimenta nuestra curiosidad con una respuesta exacta
aritméticamente, en números... Más bien debiéramos preguntar si Israel (hoy nosotros) ha/hemos
escuchado la Palabra de Dios y sigue/seguimos el camino, que nos señala y nos lleva a la salvación.
Jesús sí nos dice que seguir este camino exige esfuerzo constante, diario, y que hay que entra al
final por una puerta angosta, estrecha. También nos repite que "son más los llamados que los elegidos".
Con ello nos avisa del peligro, que corremos, de no compartir su misión, si no aceptamos el cambio
(conversión) de vida, y si no nos comprometemos con su Causa.


"Buscar el Reino de Dios y su justicia" es lo importante. Porque ser del grupo de sus discípulos o
miembros de su propia familia, haber nacido en el mismo pueblo, etc., no nos garantiza que estemos
en comunión con él.


La comunión con él brota de la lucha diaria contra el mal y la injusticia en medio de diversas
contrariedades y persecuciones que disparan contra nosotros, desde el egoísmo, la ambición y la
acumulación de bienes y riquezas a costa de explotar al débil.


Lo acontecido con los judíos, incrédulos ante la misión salvadora de Jesús, hasta ser capaces de
llevarle a la muerte, debe servirnos de aviso urgente ante la elección por parte de cada uno de nosotros
de seguir el camino de salvación, que nos ofrece Jesús. Corremos, es verdad, el peligro de quedarnos a 
la "intemperie" y no poder entrar en el festín de bodas por encontrar la puerta cerrada. Nos pasará esto
si nos consideramos autosuficientes y no descubrimos que es Dios, Cristo, quien nos salva.