Lucas 16, 1-8 

"Los hijos de este mundo son más astutos con su gente que los hijos de la luz"

Autor: Padre Juan José Palomino del Alamo

 

 

En su camino/subida a Jerusalén sigue Jesús instruyendo a sus discípulos. Hoy toca el tema dinero.
Para que entendamos mejor la parábola:
-El administrador del hombre rico tenía poderes especiales, como p.e.:
-arrendar las tierras y conceder créditos;
-liquidar deudas, llevar la contabilidad, etc.,
-en los créditos y préstamos llevaba una comisión.
-¿Por qué elogia el hombre rico a su administrador?
-no por la falsificación de cuentas,
-sino por su sagacidad para congraciarse con los deudores no cobrándoles su comisión.


Es la sagacidad el tema central del evangelio. Veamos:
No alaba Jesús tampoco la conducta incorrecta del administrador. Lo que alaba es su capacidad 
para buscar una salida posible y segura a su vida, cuando le descubra el Dueño y le quite la
administración. Piensa y piensa bien, que los amigos duran más que el dinero.


A su vez, los hijos de la luz, viviendo con un estilo nuevo, quitan al dinero la aureola del Bien 
Supremo, como fuente de seguridad personal absoluta y duradera.


Nos recuerda Jesús que no somos propietarios, sino sólo administradores de unos bienes, que
deben llegar a todos. Y llama al dinero injusto (hasta maldito), porque no es el dinero el Bien
Supremo, que nos hace justos ante Dios. No podemos, entonces, dedicar nuestra vida a acumular
riquezas, dinero, y a confiar en él sin faltar a la confianza en Dios (que nos ha dicho que cuida de
nosotros) y sin causar daño al prójimo.


Está en juego nuestra fidelidad al Evangelio. Porque es "aquí y ahora", cuando somos invitados al
banquete. El Primer Mundo debe reconocer lo injusto de la Deuda Externa ("Deuda Eterna" se dice
hoy) de los pueblos del Tercer Mundo. Son deudas llamadas "legales", pero injustas. Si los 
poderosos fueran capaces de descubrir esa injusticia, se verían obligados a "condonarla" de
inmediato. Pero no quieren, porque no les interesa.


Alguien decía bellamente: "Comer, sumar, poder, no es todo el Hombre.
No sólo de progreso vive el Hombre, / vive también de Dios y de la Luna".
Y Casaldáliga nos provoca así: "Comiéndote, sabremos ser hermanos"