Marcos 12, 38-44 

El óbolo de la viuda

Autor: Padre Juan José Palomino del Alamo

 

 

Lo importante no es "dar cosas". LO NECESARIO ES DARSE, ENTREGARSE AL OTRO. El que se
da a sí mismo, el que ama y se entrega, el que arriesga su vida por la vida del otro, ¿cómo no va a
estar dispuesto a dar lo que vale menos?
Si nos diéramos, la limosna estaría de sobra, porque desaparecería la necesidad, la miseria, la
pobreza, ya que nacen todas ellas del desamor.
Si nos diéramos, si compartiéramos lo poco, que tenemos, como en la multiplicación de los panes
y los peces, llegaría para todos y sobraría.
En el darse se celebra la comunión; en la entrega a los demás, Jesús se nos hace presente,
entregándose, dándose él por entero y a todos.
Pero esta actitud valiente y generosa de Jesús: denunciando las injusticias, enfrentándose siempre
a los poderosos, y dejándoles en ridículo, le acarrean persecución. Sus enemigos se cansan pronto
de él y lo matan, haciéndole morir en la cruz.
Pareciera que Jesús se quiere mal. Dice cosas muy graves contra escribas y fariseos. Les restrega
en la cara asegurando que los primeros son los pobres (huérfanos, viudas, extranjeros, etc.). Por
eso el publicano sale justificado del templo, el fariseo, no, por su orgullo.
Rechaza igualmente Jesús a los que se creen los primeros: por sus prerrogativas religiosas de
ocupar siempre los primeros puestos y verse dueños de todos los honores. Con Jesús, al contrario. hay 
que ser los primeros en el servicio/entrega a los más débiles, como El lo hizo.
Lo que ha dado la viuda parece poco a la mirada no iluminada por la fe. Jesús dice de ella que es 
la que más dio, porque entregó cuanto tenía y se quedó sin nada. Sólo así es como se hace
solidaridad. Y entonces esta ayuda no humilla a nadie porque es un darse, un entregarse, un
intercambio entre iguales, un compromiso que remueve, conmueve y promueve al ser humano, que
descubre en el otro "el rostro de su hermano".
Y nosotros, ¿qué damos?, ¿qué estamos dispuestos a dar, a compartir con los demás? Es
verdad que no somos ricos, potentados. Cristo nos observa, nos mira y nos espera. Nos juzga con
amor, si nos entregamos, si nos damos. EL SE ENTREGO, SE DIO ANTES QUE NOSOTROS.
Recordemos que "al caer de la tarde, nos examinarán en el amor".