Mateo 19, 16-22

"Vende lo que tienes y vente conmigo"

Autor: Padre Juan José Palomino del Alamo

 

 

En la subida a Jerusalén va marcando Jesús las condiciones para el que quiera ser discípulo suyo.
Hoy nos habla de la pobreza y desprendimiento, requisito esencial para el seguimiento.
Después de haber celebrado su encuentro con los niños, a los que impuso las manos, bendijo y
estrechó contra su corazón con un "achuchón" (como les gusta a las madres), encuentro alegre 
y esperanzador, nos encontramos hoy con el reverso de la moneda: Se le acerca a Jesús un
joven rico, que se muestra dispuesto a seguirle para alcanzar así la vida eterna y, que, sin 
embargo, su adición a las riquezas, convertida en droga insuperable, le llevan al abandono, a su 
renuncia al seguimiento de Jesús. Penoso y bien triste, ¿verdad? Seguimos:
- Va subiendo Jesús a Jerusalén y en esta subida -preanuncio de su pasión y muerte- va marcando
las condiciones requeridas para poder ser discípulos suyo. Hoy nos habla de la necesaria renuncia
a las riquezas, de la pobreza esencial para el seguimiento. Este fue el hecho:
1° Se acerca el joven rico a Jesús y le pregunta qué tiene que hacer para alcanzar la vida eterna.
2° Jesús le dice: "Guarda los mandamientos."
3° El joven esperaba exigencias más duras. Por si no lo ha entendido bien, pide respuesta más 
concreta a Jesús.
4° Jesús le va recordando el Decálogo y le añade el mandamiento del amor al prójimo.
5° El joven, judío honesto y practicante, pide más: "¿Qué me falta aún?"- pregunta.
6° Jesús le propone romper con las ataduras, que genera el dinero. Y, ya libre, le invita a seguirle.
La invitación no es bien acogida (era rico) y, lamentablemente, en lugar del gozo final ante el don
gratuito de salvación de Dios, que se le ofrece, se convierte en tristeza por el rechazo.
7° Jesús nos advierte a cada uno la incompatibilidad de las riquezas con su seguimiento. 
Y nos recuerda:
"¡QUE DIFICL ES QUE UN RICO ENTRE EN EL REINO DE LOS CIELOS!"