Marcos 8,34 - 9,1 

"El que pierda la vida por mí, la salvará"

Autor: Padre Juan José Palomino del Alamo

 

 

Hay que saber perderse:
-como Abraham que, siendo viejo, marchó a tierras extrañas;
-como Moisés, que aceptó ser jefe de un pueblo irresponsable;
-como María, que recorrió un camino tan singular, que nadie podría comprender ni ayudar
Deshacernos de esta existencia provisoria para poder nacer de Dios. Como decía San Ignacio de Antioquía: "Trigo soy de Dios. Deseo ser triturado por los dientes de los leones para convertirme en pan puro de cristo."
Abandonada ya la idea de un Mesías triunfal, sigue Jesús instruyendo a cuantos le acompañan. Les aclara las consecuencias, que les deparará su "proyecto":
1) Negarse a sí mismo. Hay que saber perderse.
2) Cargar con la cruz y seguirlo:
-NO se consigue, como antes creíamos, con castigos (sacrificios) corporales, ayunos,
vigilias, penitencias. Esto ni lo pidió ni lo vivió Jesús ni sus discípulos.
-SI significa una opción por el Reinado de Dios siguiendo el camino de Jesús, asumiendo
sus consecuencias. Ello nos arrastrará a un conflicto permanente con el poder
dominante. Como le pasó a Jesús.
En tiempo de Jesús, los condenados a muerte por rebelión contra el Imperio, tenían que cargar a la fuerza con el instrumento de suplicio. Por eso carga Jesús con la cruz.
3) Negarse a sí mismo, cargar con la cruz y seguirlo significa renunciar a los caminos facilones y egoístas del tener, poder, triunfo, etc., que nos brinda la sociedad consumista para conseguir la felicidad. Y seguirle: buscar, con la guía de Jesús, alternativas solidarias y justas, que nos hagan crecer como personas, y nos ayuden a vivir como personas libres.
4) "¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si arruina su vida?" Los seguidores fieles de Jesús renuncian a la competitividad por el poder y riquezas, y optan, como Jesús, por el servicio a los excluidos del mundo. Saben bien que quien abraza la cruz del amor fraternal experimenta la presencia de un Dios, que le ayuda y reconforta en la inauguración de su Reinado.