Mateo 16, 13-19 

Fiesta de la Cátedra de San Pedro 

Autor: Padre Juan José Palomino del Alamo

 

 

Al hablarnos Mateo directamente de la Iglesia, nos dice:
-La base es la fe en Jesús, Cristo e Hijo de Dios
-Realza la persona de Pedro entre los Apóstoles.
-Sugiere que la Iglesia siempre necesitará en la tierra una cabeza visible y eñlige a Pedro.
-Dentro de los Doce, se adelanta Pedro a confesar su fe en Cristo, Hijo de Dios.
-Cristo felicita a Pedro por su confesión de fe y le aclara que "no viene de la carne y de la sangre", es decir, no es propiamente humana, porque es don, gracia recibida de Dios.
-Le dice Cristo a Simón que es "Piedra" (nosotros lo hemos deformado en Pedro), pues él sería la primera piedra, con lo que realza su dignidad entre los Apóstoles. Pero esta dignidad, esta misión está lejos de todo triunfalismo. Prevalecerá el servicio.
Se deduce claramente que estas palabras de Jesús sobre la misión de Pedro en la Iglesia, valen también para sus sucesores.
Jesús corrige después a Pedro de su concepto sobre el Mesías, cuando Pedro le increpa. Porque Jesús no intenta hacerse con el poder político o religioso. Va a crear Jesús una sociedad alternativa, una comunidad de hombres y mujeres libres, que viven la solidaridad, el respeto, la fraternidad. Cristo opta por los débiles para socorrer a marginados y excluidos.
Es bueno aclarar en esta fiesta que el ministerio de Pedro y de sus sucesores es de: conversión, enseñanza, discernimiento, animación, consolación, defensa, presidencia en la fe y en la caridad. Todo un servicio dirigido a la Comunidad-Iglesia.
Siempre necesitará la Iglesia una autoridad, una presidencia: "Lo que ates en la tierra, será atado en el cielo", le dice a Pedro. Las fuerzas del mal, del demonio no podrán ni hundirla ni impedirla que realice su misión salvífica.
Pedro es la primera piedra pero los cimientos están en los Doce. Por eso reciben también los Doce el "poder de atar y desatar", es decir, de perdonar los pecados para mantener la unión.
Jesús nos da hoy a todos la misión de que la Iglesia camine siempre en sintonía con el Reino de Dios.