Marcos 9, 30-37 

"Quien quiera ser el primero, sea el último"

Autor: Padre Juan José Palomino del Alamo

 

 

1) Predicción de la muerte de Jesús.
Se les hace difícil al grupo de seguidores el comprender y asumir: "que el Mesías tenga que sufrir y padecer en anos de los Sacerdotes, Escribas, Fariseos, Pilatos, Herodes, etc.Y, menos aún pueden comprender, que tenga que ser crucificado, pena con la que los Romanos condenaban a los revoltosos. Por eso, no quieren contestarle de "lo que discutían por el camino".
2) Quién es el más grande.
Al fin y al cabo, los seguidores de Jesús amaban el triunfo y el éxito y querian tener poder, cuanto más, mejor. Eran hijos de una sociedad, que daba culto al poder como valor supremo. Tenían la esperanza de que en algún momento su Maestro se haría con el poder y ellos pasarían a ocupar los cargos más importantes.
-No eran capaces de entender y asumir la propuesta de Jesús: distanciarse del poder
y del aparato del gobierno.
-Contradictorio para ellos este Jesús, que proyecta un Reino en el que serán los primeros los que no tienen poder alguno, es decir, los empobrecidos de todos los tiempos. ¿Qué clase de Reino era ése? Absurdo para todo ser humano.
Y para darles la puntilla a su ambición de poder, recibe a un niño (por edad, el último de todos; por oficio, el servidor de todos), lo pone en medio como modelo para imitar, lo abraza e invita a los discípulos a que lo abracen también y les dice al mismo tiempo: "Quien acoge a este niño (que representa a los últimos de la sociedad) me acoge a mí y quien me acoge a mí acoge al Padre."
Les dice con claridad que el camino para la identificación con el Padre pasa necesariamente por hacerse el último: -renunciando al poder y al triunfo;
-sirviendo incondicionalmente a los demás.
Porque, sólo desde el servicio desinteresado a los más pequeños, crearemos una sociedad de personas libres, iguales y solidarias.