Marcos 10, 1-12 

"Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre"

Autor: Padre Juan José Palomino del Alamo

 

 

En las primeras páginas del Génesis se nos describe cuál fue el "plan del Creador": "Los hizo hombre y mujer...", los hizo iguales, pero diferentes y quiso que por el matrimonio tuviesen en la unión de la pareja lazos más fuertes aún que los que se dan entre padres e hijos.
Desgraciadamente no se respetó este Plan:
a) Los hombres, al verse más fuertes que sus esposas, se consideraron sus dueños.
Para ellas, entonces, el adulterio era un crimen, no así para ellos, que presumían
de tener varias esposas.
b) De ahí que no respeten el amor y fidelidad que Dios quiere en el matrimonio.
La palabra de Jesús es clara y cortante. Más que del divorcio, les habla aquí del repudio, que permitía al esposo judío despedir a su mujer. Así esta ley favorecía la dominación del marido sobre la mujer. Jesús no acepta esta práctica (que venía de Moisés) y la desautoriza por ser infiel a la voluntad de Dios, que los hizo iguales.
No hay escapatoria. Las dificultades, que le presentan los discípulos para justificar el divorcio, de nada sirven. Si en el Génesis (2, 24) se dice: "Serán los dos una sola carne" y podía entenderse como ideal a alcanzar..., Jesús dice: "Ya son dos en una sola carne", lo que indica una unión indestructible. Y no justifica a los que intentan tranquilizar en conciencia a los divorciados, como si Dios lo viera todo igual
Lo que Jesús defiende es la radical igualdad de hombre y mujer. No valen, por tanto, leyes que destruyan esta igualdad. La decisión unilateral del varón no es suficiente para anular el vínculo matrimonial.
Los discípulos, como hombres judíos, defensores de la superioridad del varón sobre la mujer, no están de acuerdo con Jesús. Por eso le preguntan. Y Jesús aprovecha la ocasión para reafirmar esa igualdad. Ni el hombre ni la mujer pueden tomar por su cuenta esta decisión unilateral que hacía a uno superior y dominador del otro.
Buen momento para jugarnos por la causa de la liberación de la mujer. El cristiano/a, indiferente a esta Causa, no puede llamarse "fiel seguidor" de Jesús.